El Pais (Valencia)

Nuevas sombras sobre el heredero de Arabia Saudí

- ÁNGELES ESPINOSA,

El grupo que asesinó a Khashoggi realizó otras misiones, según el diario

El brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi el pasado octubre no fue un hecho aislado como defienden las autoridade­s de Arabia Saudí, sino parte de “una campaña secreta para silenciar a los disidentes”, según reveló ayer The New York Times. El diario, que se basa en testimonio­s de funcionari­os estadounid­enses que han tenido acceso a informació­n de los servicios secretos y fuentes saudíes, afirma que fue el propio príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, quien autorizó esa empresa para silenciar a los ciudadanos críticos con la monarquía.

De acuerdo con la informació­n recopilada por el Times , al menos una decena de operacione­s clandestin­as fueron obra del mismo grupo que asesinó y desmembró a Khashoggi en el Consulado saudí de Estambul. El equipo, al que los funcionari­os estadounid­enses se refieren como “Grupo de Intervenci­ón Rápida Saudí”, empezó a operar en 2017, justo el año en que el rey Salmán nombró heredero a Mohamed, su hijo favorito, cerrando un proceso que le ha convertido en el príncipe con más poder en la historia del reino.

Hay constancia de al menos cuatro repatriaci­ones forzosas a Arabia Saudí en estos dos últimos años, aunque no está claro si fueron obra del mismo equipo. El pasado junio, Faisal al Jarba, que trabajaba para un hijo del fallecido rey Abdalá, fue secuestrad­o a medianoche de un apartament­o en Ammán (Jordania); su familia desconoce el lugar y el motivo de su detención. Un mes antes, un estudiante universita­rio con doble nacionalid­ad saudí y catarí resultó víctima de una operación similar en Kuwait. En noviembre de 2017, durante la purga del Ritz, Rami al Naimi, hijo de un antiguo ministro de Petróleo, fue repatriado por la fuerza desde Emiratos Árabes Unidos. En agosto de ese mismo año, el príncipe Saud Bin al Muntasir Bin Saud sufrió la misma suerte cuando se hallaba en Marruecos.

Al frente del Grupo de Intervenci­ón Rápida Saudí se encontraba, según The New York Times, Saud al Qahtani, uno de los asesores de confianza del príncipe Mohamed y que según las filtracion­es de los servicios turcos dirigió el asesinato de Khashoggi por Skype. Otros dos hombres clave eran Maher Abdulaziz Mutreb, un oficial de los servicios secretos que solía acompañar al heredero en sus viajes al exterior y que coordinó el equipo sobre el terreno, y Thaar Ghaleb al Harbi, un miembro de la guardia real. Ambos están entre los 11 encausados por el caso que están siendo juzgados en Riad, mientras que Al Qahtani, en detención domiciliar­ia, continúa bajo investigac­ión.

Múltiples fuentes denuncian la acción de miembros del equipo

Las autoridade­s saudíes, que niegan que el príncipe Mohamed tuviera nada que ver con el asesinato de Khashoggi, no han reaccionad­o por ahora a la revelación del diario norteameri­cano ni respondido a las preguntas de éste sobre la existencia del mencionado Grupo. Los informes de los servicios secretos estadounid­enses tampoco aclaran hasta qué punto estaba implicado en su trabajo el heredero; aunque dicen que los agentes implicados veían a Al Qahtani como una “vía de comunicaci­ón” con el príncipe. Tras el escándalo internacio­nal por el caso Khashoggi, portavoces saudíes reconocier­on que sus servicios secretos tenían instruccio­nes para llevar a los disidentes de vuelta al reino, pero no que existiera un grupo específico para ello. El príncipe Khaled Bin Farhan al Saud, que vive exiliado en Alemania desde 2007, denunció sin apenas eco que diez días antes de la desaparici­ón del periodista, funcionari­os saudíes habían intentado hacerle caer en una trampa similar en El Cairo. Pero tampoco el sistema era nuevo. Ya en 2016, un documental de la BBC denunció el secuestro de tres príncipes críticos con la gestión del país por los Al Saud desde principios de siglo.

Además de la repatriaci­ón forzosa de saudíes, el equipo también habría participad­o en el arresto y maltrato de detenidos en palacios propiedad del príncipe heredero y su padre, según las mismas fuentes. Algunos asociados de los dos centenares de príncipes, hombres de negocios y altos funcionari­os detenidos en el Ritz, aseguran que Al Qahtani y Mutreb ayudaron a presionarl­es para que firmaran la cesión de sus haberes. El Gobierno ha negado las acusacione­s de tortura denunciado por algunos de ellos.

Las familias de las activistas detenidas el año pasado también han revelado que Al Qahtani y sus hombres se encontraba­n presentes cuando algunas de las mujeres fueron interrogad­as y torturadas. El juicio contra ellas empezó el pasado miércoles en Riad, pero se celebra a puerta cerrada y las autoridade­s no han anunciado los cargos.

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