Macron y Sánchez defienden crear “centros cerrados” para migrantes en la UE
La idea de los “centros cerrados”, que según Macron y Sánchez cuenta con el respaldo de la canciller alemana Angela Merkel, es una pieza más en el plan para gestionar la llegada de migrantes, y puede servir para atraer a Italia, cuyo nuevo Gobierno encabeza el frente antinmigración en la UE, hacia una solución europea. El plan contempla desarrollar la cooperación con los países de procedencia de los migrantes, una mayor protección de las fronteras exteriores de la Unión y una mejora de los mecanismos de solidaridad entre los Estados miembros.
El periplo del buque Aquarius en el Mediterráneo y el sentimiento, por parte de países como Italia, de que cargan con un número excesivo de migrantes, ha abierto una fractura que parecía apaciguada en el seno de la UE. La fractura refleja la emergencia de dos bloques: el de los países partidarios de una mayor integración europea, liderados por la Francia de Macron, y el de los pujantes gobiernos euroescépticos y populistas, que tienen en Roma y en el hombre fuerte del Gobierno italiano, el ministro del Interior, Matteo Salvini, a un nuevo aliado de peso.
La visita de Sánchez a París —el primer viaje al extranjero de un presidente inesperado para la mayoría, si no para todos sus socios— escenificó la recon- figuración de las alianzas en la UE. En el almuerzo de más de dos horas con Macron en el Palacio del Elíseo, y en la rueda de prensa posterior, Sánchez disipó cualquier duda que pudiera quedar sobre la fe europeísta del Gobierno español, y su adhesión a las políticas de Macron y Merkel para relanzar el proyecto europeo.
“Los desafíos en el tema de la inmigración y la economía son reales, y hay riesgo de fragmentación, de desmantelamiento europeo por el retorno de los nacionalismos. Nuestra voluntad común es responder con una verdadera refundación europea”, dijo Macron. “El presidente Macron ha dicho que necesitamos relanzar el proyecto europeo”, añadió Sánchez. “El Gobierno de España no puede estar más de acuerdo con esta visión, con este objetivo, con esta voluntad política marcada por el presidente Macron”. El presidente de la República visitará Madrid a finales de julio, un encuentro en el que abordarán igualmente la situación de las interconexiones energéticas y el futuro de la eurozona. Lo que Macron llamó “centros cerrados” para los migrantes recién llegados y que La Moncloa prefiere llamar “centros controlados”, deben ser una manera de afrontar de manera “rápida y eficaz” la llegada de sin papeles en episodios como el del Aquarius. En esos centros se estudiaría individualmente su situación, si procede concederles el asilo y, en caso contrario, se les “acompañaría” a sus países de origen, un eufemismo para designar las expulsiones.
Los “centros cerrados” estarían financiados con medios europeos, con respeto y garantías humanitarias tanto de organizaciones internacionales como la Cruz Roja como de las agencias especializadas de la ONU. Acogerían a los inmigrantes que ahora desembarcan o son rescatados en aguas europeas y a los que en primer lugar habría que dar una respuesta de auxilio, al llevarlos inmediatamente al puerto más cercano. De esos puertos serían trasladados a esos centros cerrados financiados por la UE.
El presidente francés se reservó para el final de su larga intervención otros dos mensajes con destinatarios hacia los países con tendencias ahora más nacionalistas y populistas. Primero cuestionó las cifras globales de migración, para relativizar la gravedad de la crisis. Enfatizó que no se está viviendo nada parecido a lo que sucedió en 2015 y que ni siquiera Italia está como estaba el año pasado: “Vean las cifras, esto es una crisis política entre los países de primera llegada, de segunda y de los extremos. Hay que mantener la cabeza fría y no perder la ventaja de la cooperación ni caer en los espíritus de la simplificación”. Y puso el ejemplo de lo que hizo España hace 14 años cuando empezaron a llegar cientos de cayucos a Canarias procedentes de Senegal y emprendió el camino de sellar más acuerdos y convenios con ese país.
El segundo mensaje de Macron fue para los países que ponen problemas para colaborar en dar salidas a esta crisis dentro de Europa. No citó a ninguno en concreto. Pero sí remarcó que se podrían dar por un lado incentivos y por otro lado aplicar sanciones según cada comportamiento. “No podemos tener países que se beneficien masivamente de la solidaridad de la UE mientras que también masivamente reivindican su egoísmo nacional cuando se tratan temas de inmigración”.