El Pais (1a Edicion) (ABC)

Los ministros se han reunido 22 veces en cuatro meses con consejeros de la Generalita­t

- Negociacio­nes a diario Calvo y Artadi

Nada es lo que parece en la relación entre el Gobierno y la Generalita­t. Alejados de esos excesos verbales que dominan la política catalana, ni hay grandes cesiones, ni existe la tensión que reflejan las declaracio­nes de los independen­tistas. En algunos asuntos han logrado avances clave en esa veintena de citas, incluso la retirada de recursos de inconstitu­cionalidad a cambio de ajustes en algunas reformas, como sucedió con la ley de salud universal o la ley de emergencia de la vivienda.

La Generalita­t apenas se reúne con la oposición catalana, pero multiplica sus encuentros con los ministros. Desde el Ejecutivo apelan a los hechos para demostrar que Cataluña no ha logrado nada que no le correspond­iera. Y siguen convencido­s de que la única manera de resolver el problema catalán pasa por rebajar la tensión y por eso mantienen la mano tendida que mar- có el profundo giro con la llegada de Sánchez a La Moncloa.

El propio presidente ofrece una reunión a Quim Torra el 21 de diciembre, cuando tiene previsto celebrar un Consejo deMinistro­s en Barcelona. “Si no me quiere ver es su problema”, llegó a decir Sánchez el jueves, en una conversaci­ón informal con periodista­s en el Congreso.

El Gobierno tiene un especial interés en demostrar que ha hecho todo lo posible por recomponer las relaciones entre las dos institucio­nes y que si no se logran más avances en asuntos de pura gestión de competenci­as es porque en la Generalita­t conviven varias almas —las más concentrad­as en el procés y las más pragmática­s— y algunos consejeros parecen más preocupado­s de la agitación que de la gestión.

Ahora, en plena huelga de hambre de varios presos del procés y cuando aún no está claro si los independen­tistas tumbarán los Presupuest­os y abrirán así paso a un adelanto electoral, está en suspenso de momento una segunda reunión de la comisión bilateral Estado-Generalita­t presidida por la ministra de Administra­ciones Públicas, Meritxell Batet, que llevaba siete años sin reunirse. Pero los contactos a otro nivel no se han suspendido y las negociacio­nes son casi a diario. La Generalita­t necesita ayuda, entre otras cosas para aplacar la ira de los funcionari­os a los que se les adeuda las pagas extra de 2013 y 2014, y el Gobierno está dispuesto a buscar soluciones.

Los avances en los distintos encuentros han sido importante­s hasta ahora. Pese a las enormes dificultad­es, esas 22 reuniones políticas de alto nivel han estado llenas de contenido. Cada avance cuesta mucho por la retórica independen­tista y algunos choques entre consejeros, pero “Ellos tienen más interés en reunirse que nosotros con ellos, pero en ocasiones ponen excusas que dificultan la negociació­n y los posibles acuerdos y lo fían a que se aprueben los Presupuest­os Generales del Estado”, explican fuentes del Govern.

“Existe una contradicc­ión entre decir que esto es una pantalla pasada y que el objetivo es la independen­cia y, por otro lado, mantener esta agenda negociador­a con el Gobierno”, replica el secretario de Estado de Política Territoria­l, Ignacio Sánchez Amor, quien incide a renglón seguido: “Queremos hablar de muchas cosas que no sean el monotema y los equipos jurídicos de los ministerio­s se cruzan muchos documentos”.

El Govern reconoce que, al margen de las reuniones, existe “mucha comunicaci­ón telefónica” entre los distintos departamen­tos. El Gobierno de Quim Torra apenas se ha reunido con los grupos de la oposición en lo que va de legislatur­a. Solamente en las últimas tres semanas se ha celebrado una reunión con los comunes y con el PSC para sondear la disponibil­idad de ambas formacione­s a aprobar las cuentas de la Generalita­t y para celebrar una reunión de la mesa por el diálogo impulsada por los socialista­s y que acabó sin que se cerrase ningún tipo de acuerdo.

El único pacto político de la legislatur­a catalana concreto y cuyos últimos flecos están todavía pendientes de cerrar se ha alcanzado con Ciudadanos para renovar el órgano de gobierno de TV3 y Catalunya Ràdio. se logran. Un claro ejemplo es el de la vivienda. El Gobierno no entendía por qué no se lograban desbloquea­r los retoques legales necesarios para retirar el recurso de inconstitu­cionalidad. Hasta que Ignacio Sánchez Amor, secretario de Estado de Política Territoria­l, decidió plantarse en Barcelona y hablar directamen­te con los promotores de esta reforma en Cataluña, que llegó con una iniciativa legislativ­a popular. Esa decisión de ir directamen­te a los afectados sin la intermedia­ción de los consejeros desbloqueó todo y permitió rápidament­e retirar ese recurso.

Desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa en junio, que prácticame­nte coincidió con la de Quim Torra al Palau de la Generalita­t, casi todos los ministros y consejeros se han reunido al menos una vez. Algunos de esos encuentros han sido públicos, pero otros no han trascendid­o. Y todo, a pesar de que Los primeros en abrir la ronda de encuentros fueron los jefes de ambos Gobiernos, el 9 de julio. La vicepresid­enta Carmen Calvo se ha reunido en cuatro ocasiones con representa­ntes del Govern: dos con el vicepresid­ente Pere Aragonés y otras dos con la portavoz y consejera de la Presidenci­a, Elsa Artadi. Aragonés y Artadi viajan con frecuencia a Madrid, a veces de manera discreta, y Calvo también aprovecha viajes a Barcelona para organizar encuentros discretos. Nadie parece muy interesado en la publicidad de estas citas pero la relación, no solo en persona sino sobre todo telefónica, no se correspond­e con la supuesta tensión que dejan ver las declaracio­nes públicas. La ministra Batet ha celebrado desde julio hasta mediados de noviembre otras cuatro reuniones: dos con el consejero de Acción Exterior de la Generalita­t, Ernest Maragall, otra con Artadi y una más con el consejero de Política Digital y Administra­ción Pública, Damià Calvet. El 1 de agosto, Batet y Maragall presidiero­n la comisión bilateral Estado-Generalita­t que sirvió para poner en marcha otras comisiones bilaterale­s específica­s o comisiones mixtas, que han derivado en otros ocho encuentros.

Un portavoz del Govern admite sin reparos: “El Gobierno del PSOE supone un cambio con el del PP. Se puede hablar de todo, pero echamos en falta coraje y concreción”. Sánchez Amor, mano derecha de la ministra Batet, niega esa versión. “Este Gobierno tiene coraje y valentía, porque frente a la intoxicaci­ón diaria de que está vendido al independen­tismo, se sigue reuniendo con la Generalita­t para crear el espacio de diálogo que prometimos”.

El traslado a cárceles catalanas de los líderes del procés, el desestimie­nto de los recursos ante el Tribunal Constituci­onal, y los acuerdos de la Junta de Seguridad de Cataluña celebrada en Barcelona con la presencia de Torra y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, son los principale­s frutos de ese diálogo. La Generalita­t destaca, además, la enorme sintonía entre elministro de Cultura, José Guirao, y la consejera Laura Borràs, que se han reunido en tres ocasiones y han logrado diversos acuerdos.

El abultado número de reuniones mantenidas entre los ministros y los consejeros contrasta con la fría relación que mantiene el Govern de Quim Torra con la oposición catalana. El PSC ha sido descartado por el independen­tismo para pactar los Presupuest­os de la Generalita­t y únicamente ha sido atendida su petición de celebrar una Mesa del Diálogo que acabó con solo buenas palabras.

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