El asesino de Santamalia quedó libre contra el criterio de Prisiones y del Fiscal
Salvador Calvo ingresó en la prisión de Teruel en mayo de 2003. La fecha prevista para que extinguiera la pena era el 10 de junio de 2021. En diciembre de 2011, un juez de Vigilancia Penitenciaria le concedió el tercer grado penitenciario o régimen de semilibertad lo que le permitió empezar a disfrutar de permisos de manera frecuente y conseguir un trabajo fuera. Aquella decisión fue tomada pese al informe desfavorable de la Junta de Tratamiento del penal turolense, un órgano formado por el director de la prisión, el subdirector de tratamiento, el jefe médico, un trabajador social, un educador y un jefe de servicios encargado de estudiar la situación de cada recluso y decidir sobre sus permisos y en qué grado penitenciario cumplen condena.
En 2013, Salvador Calvo fue trasladado a la prisión de Zuera, en Zaragoza, donde tuvo un buen comportamiento, según detallan fuentes penitenciarias. Dos años después, al cumplir dos terceras partes de la condena, solicitó por primera vez la libertad condicional, según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Sin embargo, su petición fue rechazada tanto por la prisión como, posteriormente, por el juez de Vigilancia Penitenciaria 2 de Aragón, Luis Pablo Mata Lostes, que consideró que no cumplía los requisitos para ello.
Un año después volvió a solicitar la excarcelación y, ante la nueva negativa de Prisiones, recurrió ante el juez. Era diciembre de 2016 y ya había cumplido tres cuartas partes de la pena —uno de los requisitos junto a estar clasificado en tercer grado y mostrar un buen comportamiento fijados por la ley—. Días después, el magistrado Mata Lostes se lo concedió pese a que, además de Instituciones Penitenciarias, la Fiscalía también se opuso a que recibiera este beneficio.
En el auto por el que ordenaba la excarcelación de Salvador Calvo el magistrado justificaba su decisión en que llevaba ya cinco años en régimen de semilibertad y que en todo este tiempo habíamantenido “buena conducta”, además de que solo le quedaba por cumplir una cuarta parte de la pena que se le impuso por el crimen de 2003. El juez también recalcaba que Salvador Calvo había asistido en prisión a “un