El auto
de procesamiento compara la actuación del independentismo con el 23-F
Pablo Llarena, juez del Tribunal Supremo, envió ayer a prisión a cinco de los principales líderes del proceso independentista que se suman a los que ya están encarcelados desde noviembre. El candidato a presidir la Generalitat, Jordi Turull, y otros cuatro de los exconsejeros del fugado Carles Puigdemont pasaron ya la noche en la cárcel. Toda la generación de líderes que desde 2012 se han dedicado a impulsar la proclamación de la independencia violando las leyes y la Constitución queda apartada de las instituciones de autogobierno de Cataluña. El secesionismo tendrá que replantear toda su estrategia y poner orden en sus respectivos partidos, que están en situación de emergencia.
El juez les procesó por rebelión —uno de los delitos más graves del Código Penal— porque considera que en el intento de secesión se dieron elementos de violencia. Llarena compara, de forma implícita pero inequívoca, lo ocurrido el otoño pasado en Cataluña con el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, y entiende que el desafío solo está “puntualmente larvado” y que podría repetirse. M. Rovira D. Bassa Josep Rull