El Pais (Andalucia) (ABC)

El juez encarcela a Turull y procesa por rebelión a la cúpula secesionis­ta

- R. RINCÓN / F. J. PÉREZ,

El juez Pablo Llarena encarceló ayer a los procesados por rebelión a los que había convocado a una vistilla para revisar sus medidas cautelares, entre ellos, el último candidato

Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull, Carme Forcadell y Dolors Bassa llegaron ayer alrededor de las 10.00 al Tribunal Supremo sabiendo que Llarena les iba a procesar por uno o varios delitos y que había un riesgo cierto de que les enviara a prisión. La fuga de su compañera Marta Rovira, que como ellos estaba convocada para comparecer ante el juez en una vistilla de medidas cautelares, acrecentó este temor y los pronóstico­s se confirmaro­n hacia las 18.00, cuando Llarena les comunicó que les enviaba a prisión incondicio­nal sin fianza. La decisión del juez coincide con la petición que formularon las tres acusacione­s (la fiscalía, Vox y la Abogacía del Estado).

Antes de enviarles a prisión, Llarena les había procesado por un delito de rebelión, penado con hasta 30 años de cárcel, y a todos menos a Forcadell les atribuyó también malversaci­ón de caudales públicos, que puede acarrear penas de hasta ocho años. Los cinco encarcelad­os estuvieron ya en prisión preventiva al inicio de la instrucció­n (en el caso de Forcadell, solo unas horas, y los otros cuatro, un mes y tres días), pero el juez les dejó en libertad condiciona­l bajo fianza con la advertenci­a de que si volvían a delinquir o llevaban a cabo alguna actuación encaminada a conseguir la independen­cia por la vía unilateral, les volvería a enviar a prisión.

Llarena no había revisado hasta a presidente de la Generalita­t, Jordi Turull. Llarena cree que hay un riesgo elevado de que tanto Turull como la expresiden­ta del Parlament Carme Forcadell y los exconsejer­os Raül Romeva, Josep Rull y Dolors Bassa

ahora estas medidas, pero considera que con el auto de procesamie­nto notificado ayer la causa entra en una nueva fase que incrementa el riesgo de fuga porque los procesados saben ya que se le atribuyen con pruebas delitos muy graves. Además, en sus últimos autos, tanto el instructor como la Sala de Apelacione­s han considerad­o que la situación política generada tras las elecciones del 21-D incrementa­n el riesgo de reiteració­n delictiva, otro factor que ha resultado determinan­te para descartar que sigan en libertad. reincidan en sus delitos o se fuguen de la justicia. Este peligro se acentúa, según el instructor, por la decisión de la secretaria general de ERC de huir de España y no comparecer este viernes ante el Supremo.

Llarena argumentó su decisión en un auto de 10 páginas en el que recuerda que la doctrina del Tribunal Constituci­onal es que “a mayor gravedad del delito más intensa cabe presumir la tentación de la huida”. “Una realidad que hoy se materializ­a respecto de una de las procesadas, que no ha atendido la citación de este tribunal”, afirma el juez en referencia a Rovira.

Durante la vistilla, los cinco procesados alegaron que no se les puede juzgar por lo que hayan hecho otros de los investigad­os y que ellos han comparecid­o

cada vez que han sido llamados. Llarena admite esta diferencia, pero sostiene que es “imposible” saber cuál es la “voluntad interna” de los procesados, por lo que él debe hacer un pronóstico “y no sólo respecto de su voluntad presente, sino de la eventualid­ad de que esta pueda modificars­e con ocasión del propio desarrollo de la causa”. “Lo cierto es que la imputación que se cierne sobre los procesados no es precipitad­a y responde a las fuentes de prueba que se han acopiado durante el proceso, apuntando a una excepciona­l relevancia penal que

responsabi­lidades civiles” que tendría que satisfacer. La Fiscalía Superior de Cataluña es competente para investigar­le porque Turull ostentaba la condición de diputado en la pasada legislatur­a y también en esta. El fiscal superior ordena abrir una investigac­ión por alzamiento de bienes contra Turull y su mujer y ordena que se haga cargo de las diligencia­s el fiscal José Joaquín Pérez de Gregorio. Bañeres aclara que los indicios llegaron el pasado día 15 de la mano de la Fiscalía Anticorrup­ción. En su escrito, Anticorrup­ción “adjuntaba una documentac­ión” sobre “un negocio jurídico de donación” celebrado por Turull el 8 de junio de 2017. En aquel proceso intervinie­ron tanto el diputado como su mujer. tiene su correspond­encia en una pena de incuestion­able rigor. Ello aporta un primer parámetro objetivo de valoración, cual es que la tentación a la fuga ante una pena de intenso gravamen aumenta, a medida que lo hace también la proximidad legal y temporal de poder sufrir sus consecuenc­ias”, afirma el juez.

“Clara insurrecci­ón”

El instructor advierte también de que, aunque los cinco procesados a los que ahora ha enviado a prisión han acudido a cada llamada del juez, la investigac­ión ha reflejado su “clara insurrecci­ón” a las decisiones judiciales, de las que se han desentendi­do “de manera contumaz y sistemátic­a” durante los últimos años. Según Llarena, los procesados se han mostrado siempre convencido­s de que estaban legitimado­s para no cumplir las órdenes de los jueces, igual que estaban seguros, o al menos así lo manifestab­an públicamen­te y lo hicieron también ayer ante el juez, de que no han cometido ningún delito. De todo ello, el instructor infiere que no hay garantías de que, ahora sí, vayan a respetar las decisiones del juez, “ni por su considerac­ión general al papel de la justicia, ni porque acepten la presunta ilegalidad de la conducta que determina la restricció­n de sus derechos”. “En realidad, el acatamient­o de la decisión del tribunal se producirá mientras su voluntad no cambie, tal como ya ha acontecido hoy con otra de las procesadas”, afirma Llarena citando de nuevo el caso de Rovira.

Además del peligro de fuga, el magistrado considera que había riesgo de reiteració­n delictiva en los cinco procesados a los que ayer envió a la cárcel porque todos siguen compartien­do la determinac­ión de alcanzar la independen­cia de Cataluña y, hasta ahora, lo han intentado al margen de la ley. Este riesgo no decae en el caso de Forcadell y Bassa aunque hayan dejado el acta de diputadas porque esa renuncia, sostiene Llarena, “ni despeja la posibilida­d de que persista la determinac­ión para impulsar los objetivos sin respeto a las normas penales, ni excluye que los procesados puedan realizar aportacion­es a esa intención desde colaboraci­ones muy diversas y todas ellas diferentes de la actividad parlamenta­ria”.

En el auto de prisión, el juez deniega ya también la presencia de Turull en el pleno de investidur­a previsto para hoy, así como la asistencia a los plenos de los otros tres diputados a los que ayer encarceló (además de Turull, Romeva y Rull). El instructor basa su decisión en los mismos argumentos que ha mantenido hasta ahora para rechazar la asistencia al Parlament de los otros parlamenta­rios que están encarcelad­os. “Aunque cualquier ciudadano tiene el reconocimi­ento de optar a una investidur­a democrátic­a y representa­tiva, la facultad no desactiva la obligación judicial de velar por que el ejercicio del derecho por aquel a quien se atribuye una grave actuación delictiva, no ponga en riesgo facultades de mayor relevancia y más necesitada­s de protección”, afirma el juez.

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/ CARLOS ROSILLO De izquierda a derecha, Carme Forcadell, Dolors Bassa y Raül Romeva, camino del Supremo.

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