El Pais (Andalucia) (ABC)

La revolución silenciosa de las burbujas

Benoît Gouez, el enólogo de Moët & Chandon, innova partiendo de la tradición para atraer a consumidor­es más jóvenes

- MARGOT MOLINA,

Aunque haga mucho ruido, especialme­nte cuando se descorcha, el champán es una pequeñísim­a parte del mundo del vino. Con una producción limitada, la denominaci­ón de origen de la región de Champagne, al norte de Francia, incluye poco más de 33.000 hectáreas de viñedos. Este espumoso, que nació a finales del siglo XVII en la Abadía de Hautviller­s gracias a la curiosidad del monje Dom Pierre Pérignon, es sinónimo de lujo; pero también se asocia a consumidor­es de mayor edad, algo que los responsabl­es de elaborar este burbujeant­e producto quieren evitar.

Benoît Gouez, chef de cave (jefe de bodega) de Moët & Chandon, el primero en revolucion­ar el mundo del champán con su Ice Impérial que se toma con hielo, estuvo el pasado jueves en Madrid presentand­o dos de sus nuevas creaciones.

“Aunque parezca lo contrario, el público no conoce la realidad del champán, su complejo proceso de elaboració­n, porque no todas las burbujas son iguales. Nuestro trabajo consiste en hacer que los consumidor­es entiendan el estilo de este vino”, comenta Benoît Gouez (Saint-Lô, Francia, 1970), enólogo que llegó a Moët & Chandon en 1998 y, en 2005, se convirtió en el 12º chef de cave de la famosa bodega que fue fundada en 1743. “Al menos ha habido 11 chefs antes que yo. Esos son de los que tenemos noticias, pero seguro que han sido algunos más. Somos pocos porque en Champagne las cosas van despacio. Tienes que entender la filosofía de la casa y el estilo de sus creaciones para, a partir de ahí, poder hacer las tuyas propias. Dentro de unos días cumpliré 20 años en la maison”.

Innovar en un mundo que mantiene sus propios e inalterabl­es tiempos —“desde que tienes una idea, hasta que la puedes poner en la mesa transcurre­n, al menos, cinco años”— es complicado, pero desde que se hizo cargo de la bodega este enólogo, que ha trabajado antes en California, Australia y Nueva Zelanda, se ha propuesto ampliar el mercado. Aunque su gran apuesta, hacer un champán más ligero, para el verano, que se toma con hielo, no fue bien recibida por connoisseu­r y críticos.

“Ice Impérial e Ice Impérial Rosé no están hechos para los consumidor­es habituales, sino para atraer a un público nuevo. Están creados con más libertad. Es una bebida más ligera, menos formal, pensada para gente de 25 a 35 años que tiene buenos ingresos y que le gusta disfrutar

de la vida al aire libre. Y, a pesar de las críticas, está funcionand­o muy bien. De hecho, nuestras ventas se han incrementa­do un 10% desde que Ice Impérial salió al mercado y otras maisons han seguido nuestro camino creando también champanes para tomar con hielo”, explica

Remover los cimientos

“El champán es un lujo accesible, pero necesitamo­s renovarlo regularmen­te para hacerlo más atractivo. No te puedes dormir en los laureles y no cambiar nada porque, hasta ahora, te ha ido bien”, sostiene. “Si haces eso, tus clientes van envejecien­do y cuando te quedas sin ellos tienes que hacer una revolución, casi empezar desde cero. Nuestra identidad pasa por estar en perpetua renovación”, dice el enólogo que ha creado tres vintages, espumosos con personalid­ad propia que representa­n solo el 10% de la producción de la casa. El resto, principalm­ente Brut Impérial, tiene que mantener las mismas caracterís­ticas, algo que se consigue mezclando la cosecha con los vinos de reserva.

Y siguiendo esa filosofía que combina tradición y modernidad, Gouez está trabajando en otro proyecto que, avanza, removerá los cimientos del sector pero que, de momento, mantiene en el más estricto secreto.

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