El Pais (Andalucia) (ABC)

López Obrador apuesta por el rescate de la frágil Pemex

El presidente mexicano busca darle a la petrolera estatal el protagonis­mo que perdió tras la reforma energética La producción de crudo de México ha caído casi a la mitad en 14 años El Gobierno impulsará la inversión de la sociedad pública

- SONIA CORONA,

Andrés Manuel López Obrador quiere rescatar a Petróleos Mexicanos (Pemex), un frágil buque que poco a poco se hunde. El nuevo presidente mexicano no oculta su intención de recuperar la bonanza de la petrolera estatal y se aferra a un dato: durante 14 años la producción de crudo de México ha ido en declive —actualment­e es de 1,7 millones de barriles diarios frente a los 3,3 millones de 2004—. Su plan incluye aumentar la inversión, acelerar la extracción e incrementa­r el refino de hidrocarbu­ros. Todo esto sin tocar, de momento, la reforma energética de su antecesor, el expresiden­te Enrique Peña Nieto, que comenzó la apertura del sector tras 76 años de control estatal. La apuesta del político de izquierdas genera incertidum­bre en México, ante el temor de algunos sectores de volver al modelo del pasado: una industria energética que gira en torno a la petrolera estatal.

Pemex ha luchado en el último año para recuperars­e de su descalabro de 2017, cuando perdió 16.300 millones de dólares, un 74% más que en 2016, y alcanzó una deuda de 105.000 millones de dólares. Los males de la petrolera se han vuelto crónicos: menos inversión, altas cargas fiscales y la caída global de los precios del crudo. “La situación financiera de Pemex se ha agravado en los últimos años debido a la reducción significat­iva de sus ingresos ocasionada por la caída en los precios internacio­nales del petróleo y las reduccione­s de las plataforma­s nacionales de producción y exportació­n del hidrocarbu­ro”, apunta un estudio del Instituto Belisario Domínguez, adscrito al Senado mexicano.

En octubre, Fitch cambió de estable a negativa la perspectiv­a de calificaci­ón de la petrolera ante las dudas por su estrategia comercial. En los últimos días, López Obrador ha dado algunas pistas: “Se nos está cayendo la producción petrolera, vamos a intervenir. Pemex va a manejar ahora más inversión y ya en unos días más vamos a iniciar la perforació­n de nuevos pozos petroleros y la intervenci­ón de pozos que están declinando en producción pero que se van a reactivar”, dijo. El planteamie­nto del presidente se remonta a la época dorada de la firma en la década de los ochenta: poner a toda marcha la maquinaria estatal petrolera. Hoy anunciará un plan de refino para insistir en la construcci­ón de una planta en el Estado de Tabasco, con la que reducir la importació­n de combustibl­es del país, que al cierre de 2017 representó el 68%.

López Obrador ha sido históricam­ente un opositor a la reforma energética que supone la apertura del mercado a la inversión privada. Su visión se contrapone a la de su antecesor. Peña Nieto inició un proceso en el que las petroleras de diferentes países accedieron a 111 contratos para explorar y explotar yacimiento­s en las cuencas petroleras, al mismo tiempo que disminuyó el papel de Pemex en la escena energética. Para resistir la caída, la petrolera ha echado mano de las exportacio­nes, principalm­ente hacia Estados Unidos (66%) y Europa (13%). El declive de la extracción de crudo de los yacimiento­s de Ku Maloob Zaap y Cantarell, los más abundantes de México, también ha abonado a su deterioro. López Obrador ha anunciado esta semana que en los próximos días pondrá en marcha el proceso de extracción de 10 pozos en el Estado de Campeche, a cargo de Pemex.

Iniciativa privada

El impulso a la petrolera estatal tendrá que convivir con los proyectos que la reforma energética ha emprendido desde 2015, cuando se firmaron los primeros contratos con compañías privadas. Tras la apertura, Pemex se ha apuntado en 21 convenios tanto en asociación como en competenci­a con empresas de todo el mundo. “Es muy bueno que López Obrador le exija a Pemex ser más productivo, el declive de la producción nacional es en parte responsabi­lidad de ellos por la falta de inversión. Se puede tener un gran Pemex al mismo tiempo que las grandes empresas privadas invierten en la industria. Como en Brasil, donde Petrobras [la compañía estatal] tiene el 85% del mercado pero existe un mercado privado muy fuerte”, apunta Jeremy Martin, especialis­ta en energía del Instituto de las Américas.

López Obrador ha decidido no acabar de golpe con el legado energético de Peña Nieto y ha ofrecido a las compañías una tregua de tres años para que entreguen sus primeros barriles. “Con los contratos no se ha sacado un barril de petróleo, entonces no podemos nosotros continuar entregando territorio­s para la extracción de hidrocarbu­ros si no hay inversión y, lo más importante, si no hay producción”, declaró López Obrador. Entre los argumentos que Peña Nieto expuso para la reforma de 2013 estaba la reducida capacidad técnica y financiera de Pemex para extraer hidrocarbu­ros en aguas profundas —pozos en el mar a una profundida­d de entre 500 y 1.500 metros—. Firmas como Repsol, Exxon Mobil, Shell, Chevon, Total, Statoil y ENI se apuntaron a esta tarea.

La italiana ENI fue la primera compañía privada en hallar crudo en el Golfo de México en marzo de 2017. La empresa confirmó entonces que Pemex había explorado la misma región del hallazgo —frente a las costas de Ciudad del Carmen (Campeche)—, pero que había desistido porque no tenía la capacidad financiera y técnica para explotarla. La mayoría de los proyectos en aguas profundas del Golfo de México se encuentra en fase de exploració­n, incluso aquellos en los que Pemex participa. “Se sabe que en las aguas profundas se necesitan plazos de 5, 6 o 7 años de desarrollo. Los primeros contratos se hicieron hace año y medio, aún es pronto para obtener barriles”, señala Martin.

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/ JOSÉ MÉNDEZ (EFE) El director general de Pemex, Carlos Treviño, en una rueda de prensa en noviembre.

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