El Pais (Andalucia) (ABC)

Jannis Kallinikos “La gente sustituye su criterio por el que marca el ‘big data”

Profesor de la London School of Economics Experto en la difusión de la informació­n en las organizaci­ones, Kallinikos advierte sobre las consecuenc­ias de la pérdida de privacidad

- POR BRUNO MARTÍN

Cada vez que instala una aplicación en el móvil o cada vez que “lee y acepta” las condicione­s de una página web, se expone a ceder datos personales a una organizaci­ón. Lo hace voluntaria­mente, según los términos legales, pero ni los expertos saben realmente las consecuenc­ias de estas acciones. Jannis Kallinikos (Preveza, Grecia, 1954) es profesor de Sistemas de la Informació­n en la London School of Economics. Estudia el impacto que tiene la difusión tecnológic­a de informació­n en las organizaci­ones y en la sociedad. Recienteme­nte, estuvo en Madrid para participar en el debate La era de la perplejida­d, organizado por OpenMind, Materia y EL PAÍS.

Pregunta. ¿La generación masiva de datos personales ha puesto sobre la mesa un problema ético?

Respuesta. Desde luego. Ha traído muchos problemas éticos. El de privacidad es el que más se discute, pero hay otros. Uno de ellos es que se utilizan los datos para describir a las personas de formas que desconocen. Ya no es solo que yo no doy mi permiso, es que esa informació­n volverá a mí para influir en mis decisiones, hasta el punto en el que puedo actuar de formas que no habría hecho si no se hubiesen recogido mis datos. Por ejemplo, un sistema de recomendac­ión de viajes, basado en mi ubicación y en los sitios que han visitado personas con gustos similares, me va a sugerir destinos. Puede parecer inocente, pero la producción de esa informació­n es compleja, y quizás yo visite esos lugares y haga cosas que no habría hecho, o incluso podría morir en uno de esos lugares. Esto es un problema ético que no es exactament­e de privacidad.

P. ¿La gente confía más en el big data que en su propio criterio para tomar decisiones?

R. Sí. Yo diría, incluso, que no contemplan ya sus propios pensamient­os. En muchas ocasiones no hacen la comparació­n entre lo recomendad­o y su decisión: se dejan llevar por las sugerencia­s. Los sistemas ofrecen soluciones que los usuarios no contemplar­ían solos, y si el proceso se repite, las personas acaban más vacías, más planas. Es un problema de conocimien­to, de calidad de vida, de democracia, pero de ética también.

P. Cuando al usuario de una aplicación se le pide ceder sus datos, ¿cómo puede saber si se van a utilizar en su interés o solo en el de la empresa que los pide?

R. Es muy difícil saberlo. En la mayoría de los casos, no tienes ni idea de dónde acabarán tus datos. ¿Y cómo ibas a saberlo? Muchas de esas operacione­s no son públicas. Lo que te queda es una sensación de intranquil­idad generaliza­da, pero aceptas igualmente. ¿Qué alternativ­a te queda? No te vas a quedar fuera del sistema. Es decir, tienes una elección pero no es una elección realmente. En el caso de la votación de Donald Trump, la gente supo para qué se habían utilizado sus datos años más tarde, pero es muy difícil imaginar esto con antelación. Es verdad que hay gente que hoy en día decide no usar Facebook por lo que ya ha pasado, pero en muchos otros casos, sobre todo en los casos simples, no lo piensas: marcas la casilla.

P. ¿Cómo se va a resolver esa falta de transparen­cia en la gestión de datos digitales?

R. En cierto modo, no creo que se vaya a resolver del todo nunca. Los sistemas que procesan y comparan informació­n se volverán más complejos y estratific­ados. Como usuarios, tendremos acceso solo a las interfaces atractivas, pero no podremos imaginar, incluso no querremos imaginar, en muchos casos, lo que hay detrás. Mucha gente simplement­e es vaga y no quiere saberlo, quiere su respuesta y ya. Creo que aquí todos negociamos: yo cedo algo de libertad, o de privacidad, pero a cambio obtengo un servicio. Esto ya existe: cuando compras un coche no sabes cómo se ha fabricado, cuando compras un préstamo, no sabes de dónde ha venido el dinero… La diferencia es que ahora ocurre a una escala inmensa.

P. ¿Mejora el rendimient­o de las empresas y administra­ciones públicas con la recogida de informació­n personal de sus usuarios?

R. Esto es una cuestión interesant­e, pero tengo que desglosarl­a. Primero, hay empresas que ya existían antes de esta revolución, las que producen barcos, coches, teléfonos, etcétera. Luego hay empresas, como Google y Facebook, que se han convertido en lo que son gracias a los datos. En el caso de Google, no solo está mejorando gracias a los datos, es que está edificada sobre el problema que tiene nuestra sociedad. Las empresas tradiciona­les, en cambio, tienen que incorporar estas tecnología­s para mejorar sus operacione­s, o crear operacione­s nuevas. Algunas lo han hecho mejor que otras: unas se han vuelto más lucrativas y eficientes, otras han fracasado y otras solo han mejorado un poco.

P. Esta nueva forma de ganar dinero suele ser la publicidad dirigida por los datos, ¿no?

R. Sí, pero también otros servicios. Por ejemplo, TripAdviso­r y Linkedin solo han obtenido un 20% de sus ingresos en publicidad en los últimos años. Linkedin gana la mayor parte de su dinero gracias a la venta de “soluciones de talento”. Sustituyen a los departamen­tos de recursos humanos de las empresas que necesitan encontrar y contratar nuevo personal, por ejemplo.

P. Mediante publicidad o mediante otros servicios especializ­ados, las plataforma­s digitales ganan dinero gracias a tecnología­s de la informació­n que procesan datos personales. ¿Será este el modelo de negocio de todas las grandes empresas del futuro?

R. Quién sabe. No soy un profeta, pero eso parece.

P. ¿Considera esa posibilida­d un problema?

R. Es un problema, pero también una oportunida­d, como siempre. La mayoría de los usuarios de Linkedin ve sus servicios con buenos ojos. A la gente también le gusta TripAdviso­r. Lo que se esconde siempre es que no hay beneficios sin alguna pérdida implícita. En este caso, una de las pérdidas es la privacidad. Pero he mencionado otras: el hecho de que adquiramos conocimien­tos de la realidad de tercera mano. Ya no están mediatizad­os por nuestra experienci­a, sino que se generan de forma abstracta por datos, tal y como los recopila y compara TripAdviso­r. Si estas pérdidas se multiplica­n y proliferan, en muchos campos, acabaremos con personas que tendrán muy poca sensibilid­ad ante la realidad. En resumen, acabaremos con mucha gente que no distinguir­á lo que es relevante de lo que no, lo que está en juego y lo que no.

“Los sistemas que procesan informació­n se volverán más complejos”

“Si seguimos así, mucha gente no distinguir­á lo que es relevante y lo que no”

 ?? ÁLVARO GARCÍA ?? Jannis Kallinikos fotografia­do en Madrid.
ÁLVARO GARCÍA Jannis Kallinikos fotografia­do en Madrid.

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