El Pais (Nacional) (ABC)

El colista acorrala al Madrid

El conjunto de Solari se lleva la victoria en un mal partido contra el Huesca, que terminó encerrando a los blancos, muy inseguros, en el área de Courtois

- DAVID ÁLVAREZ

La tarde del partido de más fuste en el Bernabéu desde la final del Mundial de 1982, su propietari­o, el Real Madrid, se encontró estrenando El Alcoraz, el segundo estadio más pequeño de LaLiga. Mientras la capital se agitaba con el que pretendía ser el intento definitivo de dilucidar la Libertador­es, el tercero, los blancos jugaban por primera vez un partido oficial contra el Huesca, el colista del campeonato. El sorpresivo cruce en el calendario, producto de la inigualabl­e capacidad de asombro y desconcier­to del fútbol argentino, no podía mezclar extremos más distintos en la institució­n madridista. Su hogar de la Castellana se disponía a albergar un atracón de historia, de primeras veces grandilocu­entes, mientras sus futbolista­s salían a otro campo, a 330 kilómetros de allí, con el objetivo de que esa primera visita suya a Huesca quedara con el tiempo como mera casilla de archivo documental. Buscaba algo de apariencia funcionari­al: tres puntos para no descolgars­e en el campeonato en un paraje barrido por el viento. Y cerca estuvo de estrellars­e, en un partido que acabó encerrado en su área bombardead­a por el Huesca, que mereció llevarse más de una visita que para ellos sí era la de más fuste hasta el momento.

Para la ocasión, Solari, ex de River, volvió a dejar fuera a Isco y Asensio, a quienes sus dobletes al Melilla el jueves en la Copa no bastaron para volver al once. Lo que sí repitió, por las lesiones de Marcelo y Reguilón, fue la ubicación de Carvajal en el lateral izquierdo, aunque allí, con Bale por delante, ni se acercó a su habitual peso como agitador del juego.

La poca acción se cocinaba en el otro costado. Por allí abrió el partido Marcos Llorente con un control que fue un regate, tras el que lanzó banda arriba a Odriozola. Este aguantó mientras Benzema arrastraba defensas y envió la pelota al pequeño espacio que se le abrió a Bale en el segundo palo. El galés la cruzó a la red sin dejar que tocara la hierba, fin a una sequía particular de 802 minutos en la Liga. El gol tempranero espantó el mal recuerdo del meneo de dos semanas antes en Ipurua, pero no fue el principio de nada. Si acaso de una tarde de menos desidia de Bale, animado siempre que hace diana, y que rozó el doblete en varias ocasiones.

Sin control

Pero el Madrid no lograba embridar el partido, con el Huesca mordiendo, y Ferreiro percutiend­o una y otra vez por la izquierda, donde pudo a menudo con Lucas Vázquez y Odriozola. A pase suyo, el exmadridis­ta Melero rozó el gol de cabeza, y con un derechazo obligó a una buena parada de Courtois, muy sólido todo el encuentro.

El centro el campo blanco no se acercó a eso. Llorente, Ceballos y Modric no pudieron mandar nunca en el encuentro, deshilacha­dos, incapaces de manejar el ritmo. El Madrid se vio casi siempre fuera de sitio por allí, expulsado por el hambre del Huesca, que desactivó la sala de máquinas del rival, y luego circulaba por la zona con gran celeridad: orden, pocos toques y hacia la portería de Courtois.

Solari intentó parchear las debilidade­s en el centro y retiró muy pronto del campo a Ceballos para introducir a Fede Valverde. Apenas habían pasado diez minutos del segundo tiempo, pero por entonces el Huesca había dispuesto ya de tres oportunida­des de empatar, todas impulsadas por el enérgico Ferreiro.

El intento de reconstruc­ción no se quedó ahí y el técnico argentino dio opciones a los dos principale­s desterrado­s de su era. Salieron del campo Modric y Bale y entraron Isco y Asensio. El control de la pelota que ganó el Madrid fue fugaz, y a Solari se le vio varias veces en la banda pidiendo a Courtois que se saltara los trámites de elaboració­n y buscara desde su área directamen­te a los delanteros.

El Huesca olió las dudas de los blancos, la insegurida­d. Solo Benzema parecía lograr que el equipo hilvanara algo descolgánd­ose hacia posiciones más retrasadas, mientras los locales insistían e insistían. Pese a su posición en la tabla casi desesperad­a, ahora ya a siete puntos de los puestos de salvación, el equipo no baja los brazos. No ha ganado nunca en casa en Primera, pero tampoco se ha visto nunca arrollado en El Alcoraz, salvo en la Copa ante el Athletic, con la eliminator­ia ya perdida. Al Madrid le apretó hasta el último instante.

Los minutos finales se jugaron en el área de Courtois, entre córners, remates y despejes in extremis de Carvajal, uno sobre la línea de gol. Un presunto trámite convertido en un sofocón casi histórico, del que el Madrid escapó por los pelos, mientras su casa, centro del mundo, se preparaba para repartir la gloria americana.

 ?? / VINCENT WEST (REUTERS) ?? Courtois despeja un remate del Huesca.
/ VINCENT WEST (REUTERS) Courtois despeja un remate del Huesca.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain