La ausencia de líderes y países clave desluce la firma del pacto migratorio de la ONU
El llamado Pacto Global por una Migración Segura, Ordenada y Regular, que contiene 23 objetivos no vinculantes para los Estados que lo suscriben, fue adoptado ayer en Marraquech por consenso por la conferencia intergubernamental de la ONU. El nivel
A pesar de que el acuerdo no compromete jurídicamente a ningún Gobierno, Estados Unidos se opuso a él desde un principio y presionó hasta el último momento para que algunos países no asistieran, según indicaron fuentes diplomáticas y de la organización.
El proceso para adoptar el pacto comenzó hace 18 meses, aunque las negociaciones formales se iniciaron en enero y concluyeron en julio, tras seis rondas. Su aprobación definitiva está solo a expensas de la votación que se celebrará el día 19 en la sede de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. Fuentes de la organización intentaron rebajar importancia al hecho de que acudieran solo 165 delegaciones. “Italia y Suiza, por ejemplo, han dicho de representación resultó menor de lo esperado. A la cumbre asistieron delegados de 165 países de los 193 que integran las Naciones Unidas. Y los jefes de Gobierno presentes fueron apenas 21,según precisó la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa.
que no venían a Marraquech porque querían someter el acuerdo a un debate parlamentario. Pero eso no significa que finalmente no lo vayan a apoyar”, subrayó una fuente que prefiere no revelar su nombre. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro portugués, António Costa; el belga, Charles Michel, y el griego Alexis Tsipras, entre otros líderes de la UE, sí asistieron.
Defensa del acuerdo
Solo una decena de Estados han expresado abiertamente su oposición al pacto. Además de EE UU destacan Austria, Polonia, Chequia, Eslovaquia, Bulgaria, Australia y Chile, que se descolgó justo
un día antes de que comenzara la cita de Marraquech. En Bélgica, la derecha nacionalista flamenca se negó a respaldar el acuerdo y ha roto la coalición de gobierno de la que formaba parte. Así que finamente, la delegación belga viajó a Marruecos, pero con su Ejecutivo roto.
El primer ministro belga, Charles Michel, fue interrumpido dos veces por los aplausos durante su discurso. Recordó que sometió el pacto a la decisión de su Parlamento y fue respaldado por dos tercios de los diputados. “Eso demuestra los valores de mi país de apoyar el respeto, el coraje y la responsabilidad”, dijo. “Necesitamos coraje y responsabilidad. Este es un momento importante y me presento ante ustedes estas inversiones. Mientras en otros países, como Bélgica o Suiza, la ratificación del pacto ha motivado acaloradas broncas políticas, la presencia de España en la cumbre no ha sido contestada por la oposición.
“Los partidos, incluso los que usan el fenómeno migratorio para sacar rédito electoral, son conscientes de la solidaridad española. Los líderes de la oposición han entendido la importancia de estar aquí y el Gobierno de España agradece que no haya sido motivo de confrontación”, defendió la Secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí. habiendo tomado la decisión de optar por la cooperación internacional”, añadió.
El secretario general de la ONU, António Guterres, apeló a los presentes durante la inauguración de la cumbre a no “sucumbir ante el miedo”. Louise Arbour, enviada especial de la ONU para la Migración Internacional, añadió: “Es sorprendente que haya habido tanta desinformación sobre lo que es y dice el pacto. No impone ninguna obligación a los Estados”.
Merkel, quien en 2015 impulsó en Alemania la acogida de 890.000 refugiados y al año siguiente la de 280.000, recibió un clamoroso aplauso tras su intervención ante los representantes de las delegaciones. “Tenemos que recordarnos a nosotros mismos que la ONU fue fundada como resultado de la Segunda Guerra Mundial. Fue una respuesta al nacionalismo, una búsqueda de respuestas comunes. De eso trata este pacto, de la cooperación internacional. Esta es la única manera de hacer de este planeta un lugar mejor”, enfatizó.
Los organizadores tenían prevista la asistencia del rey de Marruecos, Mohamed VI, y habían montado una carpa para acogerle. Finalmente, durante la noche del domingo los funcionarios de la ONU fueron informados de que el monarca no acudiría ni a la apertura de la conferencia ni a un almuerzo posterior.
Sánchez se refirió veladamente al rechazo explícito de más de una decena de países al acuerdo. “Esto es una responsabilidad compartida. Soy consciente de que la tarea es inmensa porque justo cuando más necesitamos los organismos multilaterales, como Naciones Unidas, están siendo cuestionados por esos grandes países que dominan el mundo”. Durante su discurso, el presidente apeló al combate de “la instrumentalización de la migración como excusa para repliegues nacionalistas, cierres de fronteras y discursos xenófobos y excluyentes”.
Pedro Sánchez fue a la cumbre migratoria de Marraquech. Fue cuando casi todos los demás líderes europeos se escondían bajo la mesa o criticaban un pacto en el que, paradójicamente, sus Gobiernos habían trabajado durante dos años. Ese símbolo político es poderoso y la principal aportación de España al accidentado comienzo de este proceso.
En todo lo demás, el discurso del presidente español ante el plenario ha sido perfectamente plano, casi marianista, fiel a la máxima de que todo cambie para que todo siga igual. El Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular habla de los beneficios de un planeta en movimiento, de facilitar la movilidad laboral, de optimizar su impacto en el desarrollo o de reconsiderar las distorsiones éticas de las políticas de fronteras. Sánchez ha elegido ignorar todo ello para referirse a un vago plan de integración y pasar enseguida a lo que cuenta: lo que la UE va a gastarse en desarrollo para evitar que la gente emigre y cómo van a luchar contra las mafias, cuyo negocio tanto le debe a las medidas de control que imponen los países europeos.
Vamos a necesitar algo más. La buena noticia es que este acuerdo no ha llegado para sostener el statu quo. Aunque se trata de un marco no vinculante y esencialmente cooperativo, el Pacto supone el primer esfuerzo multilateral por reconsiderar el modo en el que hemos trabajado hasta ahora. Como recordaba el secretario general de la ONU, António Guterres, su hipótesis de partida es simple: la gente se mueve porque la aspiración a la dignidad, la seguridad y la prosperidad es connatural al ser humano. Nosotros podemos incrementar los riesgos y las amenazas asociadas a este proceso, o trabajar para que todas las partes afectadas ganen más de lo que arriesgan. Esto último es lo que pretende el acuerdo, que, pese al ruido, apoya la inmensa mayoría de los miembros de la ONU.
¿Qué va a ocurrir a partir de ahora? El pacto cuenta con unmecanismo de seguimiento que permitirá evaluar sus avances cada cuatro años. También se establecerá una Red Migratoria de la ONU con la participación de todas las agencias bajo la coordinación de la Organización Internacional de Migraciones. Los detalles de estas medidas están aún por decidir. Pero cada uno de los países puede ponerse a trabajar ya para definir el aterrizaje de los 23 objetivos del acuerdo en su propio contexto. Es solo el comienzo, pero a este primer paso en la dirección correcta pueden seguirle otros muchos en el futuro. Ahora solo falta que Gobiernos como el español se lo tomen en serio.