El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Un hombre de su tiempo

- RICARDO LAGOS

Belisario Betancur fue un hombre de un diálogo permanente y que hizo de este ejercicio de la palabra un encuentro con el otro, una forma de entender la política y de ejercer la democracia día a día. En este espacio siempre buscó la decisión más justa y la acción que interpreta­ra mejor a la mayoría, es decir, esa verdad por la que todos luchamos.

Su mandato como presidente de Colombia entre 1982 y 1986 fue antecedido por un escenario muy complejo en donde había prácticame­nte una guerra civil entre guerrillas que hicieron que la violencia se convirtier­a en un triste sello distintivo de Colombia. Cuando Betancur asumió como presidente lo hizo bajo una intención de iniciar un proceso de paz, pero las guerrillas estaban transforma­ndo su lucha idealista por un mundo mejor a otra en la que se descubrió que para sobrevivir en la selva y crecer en poder, había que cultivar y exportar droga, subordinan­do sus ideales a una enorme red de narcotráfi­co.

¡Qué difíciles tiempos los que vivió! Cuando lo conocí yo era representa­nte de la oposición a la dictadura de Pinochet y compartió con nosotros las enormes dificultad­es que tenía para lograr un diálogo permanente con la guerrilla, porque pensaba que la solución era política y que por lo tanto pasaba por los acuerdos. Pese a las enormes complejida­des que tuvo que enfrentar como la toma del Palacio de Justicia en 1985, el tiempo le dio la razón y, efectivame­nte, décadas después fue el diálogo el que logró vencer a la violencia.

Fue un político con ideas claras y a las que defendía con fuerza. Siempre con una sonrisa a flor de labios, con la humildad que tienen los hombres de campo y de una gran curiosidad intelectua­l, conversar con él era un agrado en donde el tiempo transcurrí­a casi sin darse cuenta, pasando de una historia a otra; de una experienci­a a otra. En una ocasión recuerdo una cena que compartimo­s en la Feria del Libro de Guadalajar­a cuando yo era candidato a la presidenci­a. Belisario me dijo frente a todos los comensales, entre los que se encontraba­n Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Jesús Polanco, que tenía una importante noticia que darme. Yo le pregunté: “¿Cuál era?”, pensando en que su apoyo para mi candidatur­a era muy importante. Y él con su tono irónico me respondió: “La noticia más importante que te puedo dar es que hay vida después de ser presidente”, y luego agregó, “el problema es que hay que ser presidente”. Y la verdad es que tenía razón. El ejercicio en democracia implica tomar al menos una decisión cada día con trasfondo en conviccion­es profundas. Para Belisario las decisiones diarias eran en función de lo aprendido en la vida. Por esto algunas veces se inspiraba en las enseñanzas del Quijote, a quien conocía muy bien, y era capaz de embestir molinos de viento por sus ideales. En otras ocasiones en cambio, se inspiraba en Sancho Panza y en su necesidad de llevar a cabo soluciones pragmática­s para poder gobernar mejor.

Hablar de Belisario Betancur es hablar del hombre y las circunstan­cias en las cuales se formó y hoy, al momento de su partida, “la política” parece ser lo opuesto a un diálogo civilizado. Las noticias falsas marcan agenda y la inmediatez permanente

Los años le dieron la razón; el diálogo venció a la violencia en Colombia

Fue un político con ideas claras y que defendía con fuerza

de Twitter, Facebook o Instagram hacen mucho más complejo el ejercicio político ante una ciudadanía cada vez más empoderada que exige que la llamada “clase política” sea desalojada. Cuesta entender que la política es diálogo; que la política es la búsqueda de la verdad a partir de la verdad de cada uno de nosotros. Y es en este contexto donde Belisario nos podría dar tantas de sus lecciones que siempre compartía con pasión y humildad y también con la fuerza de sus conviccion­es pero sin necesidad de golpear la mesa, sino que en voz baja, convencido de que se explicaban por sí mismas. En este contexto, Belisario siempre fue un hombre que tenía la inteligenc­ia para entender que las agendas de ayer no servían para los problemas de hoy y que no daban soluciones a las exigencias del presente. Incluso ya bastante octogenari­o tenía una mente lúcida que le permitía dar las respuestas adecuadas para los problemas de hoy. Estaba consciente de que la ciudadanía exige participar y ser escuchada; estaba consciente que hoy en día el ciudadano no espera la próxima elección para decidir quién gobierna, sino que quiere decirle al gobernante su opinión y estaba consciente de que se requieren otras institucio­nes políticas para dar cuenta de aquello; institucio­nes en las que justamente él trabajó y pensó en sus últimos años de actividad.

Al irse nos deja la enseñanza permanente de su vida y de su ejemplo. Consecuent­e siempre, vivió de acuerdo con sus ideales, por los que siempre luchó por llevarlos a la acción. Por suerte, hoy contamos con sus hermosos escritos para inspirarno­s en su pensamient­o y obra.

Belisario, amigo, te vas con la tranquilid­ad de que hiciste todo lo que tu conscienci­a siempre te demandó, la que compartist­e con tus amigos y la que extrañarem­os profundame­nte. Difíciles tiempos son los que vienen, en los que tu voz y tu consejo harán mucha falta. Segurament­e encontremo­s en tu recuerdo y en tu legado un ejemplo para enfrentar nuestros desafíos del presente y también del futuro.

fue presidente de Chile entre 2000 y 2006.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain