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AUDACES

Antje Jackelén, la jefa de la Iglesia sueca

- POR CRISTINA GALINDO FOTOGRAFÍA DE EVAN PANTIEL

ES LA PRIMERA mujer que llega a lo más alto de la Iglesia luterana de Suecia. La arzobispa Antje Jackelén, nacida en Alemania en 1955, fue la candidata más votada para el puesto hace cinco años. Desde entonces, su figura no ha sido ajena a la polémica por sus ideas en torno al papel de la religión en la sociedad moderna y por algunas de las concepcion­es teológicas que ha defendido. La etiqueta, sin embargo, no parece molestarle: “Mi labor es difundir la palabra de Dios, y a veces esta es controvert­ida. Lo que no me gusta es cuando se dice eso de mí para intentar silenciarl­a”, reflexiona en una salita del edificio que alberga la sede de la Iglesia luterana en Upsala, 70 kilómetros al norte de Estocolmo. Jackelén, casada con un pastor luterano, con dos hijas y varios nietos, y casi 20.000 seguidores en Twitter, fue la última en incorporar­se a un club de mujeres designadas para liderar sus Iglesias en Alemania, Noruega y Estados Unidos. Hasta entonces, Jackelén, que fue ordenada sacerdote en 1980, había ejercido como obispa en Lund, en el sur de Suecia. Su despacho es moderno y luminoso, a pocos metros de la catedral de Upsala, de estilo gótico, la más grande del norte de Europa, donde están enterradas algunas de las personalid­ades más conocidas del país, como el rey Gustavo I. La jefa de la Iglesia sueca, de buena estatura y pelo blanco, viste un traje gris, camisa morada y alzacuello­s, y habla

con voz pausada mientras enseña el templo: “Tenemos que ayudar a la gente a entender aquello que no entiende”. Esa, opina, debe ser una de las grandes misiones de la religión en el siglo XXI. El dogma de la virginidad de María es uno de los temas controvert­idos que Jackelén no duda en abordar: “Si solo ves el nacimiento de Jesús como una cuestión biológica, no has comprendid­o nada. En la Biblia, dos evangelist­as dicen que María es virgen, mientras que otros dos no lo dicen. Y aun así, ninguno de ellos duda de que Jesús es hijo de Dios, su reencarnac­ión. Lo expresaron de diferentes formas. Esa es la cuestión. No deberíamos creer en contra de lo que nos dicta nuestro cerebro. No podemos decirle a la gente que lo hagan callar cuando vayan a la iglesia”. Sabe mucho Jackelén de la complicada relación entre la religión y las ciencias naturales. A ello ha dedica-

“No debemos creer lo contrario de lo que nos dicta el cerebro. No podemos decirle a la gente que lo acalle cuando va a la iglesia”

do buena parte de sus estudios académicos, que la llevaron a pasar una temporada en Chicago (Estados Unidos). Ella apoya la teoría de la evolución y está convencida de que es completame­nte compatible con la fe. “La gente suele decir que Darwin enfadó a la Iglesia. Pero eso no es exactament­e así. Hubo teólogos que dijeron: ‘Vale, esta es la forma en la que Dios nos creó’. Esta manera de pensar amplía nuestra imagen de Dios, y eso es bueno”, apunta. Quizá uno de los mayores retos a los que la religión hace frente hoy es la sencilla pregunta de cómo referirse a Dios de forma más incluyente. Algunos medios en Suecia llegaron a publicar que era la intención de la Iglesia que Jackelén preside eliminar el pronombre “Él” y el tratamient­o “Señor” que dominan el discurso religioso y cambiarlos por un “ello” impersonal para borrar todo rastro de género. “No somos tan radicales, simplement­e hemos preferido cambiar Él por Dios, pero también aparece Señor. Sobre este tema ha habido muchas noticias falsas”, suspira. “Que Dios está por encima de los géneros no es polémico. Todo el mundo [también los católicos] está de acuerdo con eso. Pero siempre nos referimos a Dios con un pronombre masculino. Es cierto que hay en la Biblia muchas imágenes de Dios como hombre, como padre. Pero también hay imágenes, incluso en el Antiguo Testamento, que muestran a Dios como una mujer. Incluso hay imágenes no humanas de Dios, como un león, una roca,

“Mi experienci­a hubiera sido distinta de haberme llamado Anthony. La igualdad ha avanzado, pero hay trabajo por hacer”

un castillo. Creo que es arriesgado quedarse con una sola imagen de Dios porque nos limita”. Los retos a los que se enfrenta esta mujer no son pocos. La fe no atraviesa sus mejores momentos en Suecia. Aunque la Iglesia luterana contabiliz­a 6 millones de suecos entre sus miembros —antes de 1996, los niños de padres creyentes eran incluidos automática­mente en el registro— en un país de 10 millones de habitantes, la tendencia apunta a que cada vez acuden menos a misa, un fenómeno similar al que se da en el resto de Europa Occidental. En un estudio publicado en mayo de 2018 a nivel mundial por el Pew Research Center, un 52% de los encuestado­s en Suecia afirmaron que se considerab­an cristianos, pero solo el 9% del total confesaban ser practicant­es. Entre los jóvenes, la adhesión a la religión es todavía menor. Darwin, la virginidad de la Virgen María, la Santa Trinidad… ¿Son estas ideas válidas en la actualidad? ¿Son necesarios los cambios para detener la sangría de fieles? “En 2.000 años de cristianis­mo, muchos de los planteamie­ntos que vemos como cambios ya se han discutido antes”, explica. “La Santísima Trinidad, es decir, Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, fue algo complicado de entender y defender durante el tiempo de la Ilustració­n, cuando cobró peso la razón. Estoy segura de que entonces algunos sacerdotes tuvieron dificultad­es para hablar de ello sin parecer estúpidos. ¿Una cosa que es una y tres a la vez? Pero en los ochenta llegó la teoría de la emergencia, que considera que el todo es más que la suma de las par- tes, la teoría del caos, los estudios sobre la complejida­d… Y ahora estamos más preparados para buscar patrones relacional­es. Eso encaja muy bien con pensar en Dios como un misterio de relaciones. No es algo que hayamos inventado. Siempre ha estado ahí. Hubo un tiempo en el que era muy difícil entenderlo y ahora eso ha cambiado”. Jackelén se reunió con el papa Francisco en 2015. Entre católicos y luteranos hay muchas más diferencia­s que la ordenación de mujeres en el sacerdocio. Tienen concepcion­es distintas de las funciones y el papel que debe desempeñar el clero. Pero como primera mujer que encabeza la iglesia sueca, ¿se siente ella feminista? “Depende de la implicació­n que sientas que tiene esa palabra”, responde. “Lo primero de todo es que soy teóloga, líder de la Iglesia. He sido toda mi vida una mujer y he ocupado puestos en áreas tradiciona­lmente dominadas por los hombres”. Pionera, ¿también luchadora? “He experiment­ado y todavía experiment­o cosas en las que es fácil decir que, si mi nombre fuera Anthony, esto no habría pasado. Se ha avanzado en la igualdad, pero todavía queda mucho por hacer”.

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 ??  ?? A la izquierda, Antje Jackelén, retratada en la catedral de Upsala, ciudad 70 kilómetros al norte de Estocolmo. Debajo, el libro litúrgico que utiliza durante los servicios.
A la izquierda, Antje Jackelén, retratada en la catedral de Upsala, ciudad 70 kilómetros al norte de Estocolmo. Debajo, el libro litúrgico que utiliza durante los servicios.
 ??  ?? AUDACES / ANTJE JACKELÉN De estilo gótico, la catedral de Upsala, construida en torno a 1270, es la más grande del norte de Europa. En ella está enterrado el rey Gustavo I.
AUDACES / ANTJE JACKELÉN De estilo gótico, la catedral de Upsala, construida en torno a 1270, es la más grande del norte de Europa. En ella está enterrado el rey Gustavo I.
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 ??  ?? Arriba, Antje Jackelén fotografia­da en su despacho en la sede de la Iglesia luterana sueca, que preside desde junio de 2014. Sobre estas líneas, imágenes religiosas de su oficina.
Arriba, Antje Jackelén fotografia­da en su despacho en la sede de la Iglesia luterana sueca, que preside desde junio de 2014. Sobre estas líneas, imágenes religiosas de su oficina.

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