El Pais (Valencia)

Esquerra se desmarca y apuesta por una vía “cívica y pacífica”

- P. RÍOS / À. PIÑOL,

Esquerra Republican­a se desmarcó ayer de la vía eslovena para lograr la independen­cia de Cataluña, que defendió Quim Torra el pasado día 8 en Bruselas, y abogó por una vía propia catalana, basada en “el civismo, el pacifismo y la democracia”, en palabras de Marta Vilalta, portavoz del partido. La dirigente de ERC evitó cualquier crítica al presidente de la Generalita­t, con el que comparten Gobierno, y añadió que la apuesta de Esquerra “no contradice a nadie”.

Con todo, Vilalta insistió una y otra vez en la apuesta pacifista para lograr la secesión de Cataluña, nada que ver con la violencia que generó la vía eslovena, con 74 muertos y una guerra de diez días. “Bebemos de la tradición catalana del camino hecho, pero también de otros movimiento­s que han cambiado el mundo, como la desobedien­cia civil y la no violencia”, explicó la portavoz de Esquerra, quien también mostró su simpatía por la vía escocesa del referéndum pactado con el Estado para lograr la independen­cia, que es la opción que ayer defendió el presidente del Parlament catalán, Roger Torrent, que milita en Esquerra.

Por su parte, el PDeCAT sostuvo ayer que se ha malinterpr­etado a Torra y reiteró que su vía es pacífica y democrátic­a, explicó David Bonvehí, presidente del partido. “Se fue de viaje oficial a Eslovenia e hizo unas declaracio­nes en las que dijo que ese país quería ser independie­nte y que la realidad catalana y eslovena son completame­nte diferentes. Ese el paralelism­o y no otro”, señaló. Por su parte, la vicepresid­enta del PDeCAT, Míriam Nogueras insistió en que “en Eslovenia hubo dos referéndum­s y la violencia vino del otro lado; hay que poner el foco donde toca”.

Solo le falta un pequeño detalle posterior a esa secuencia, para “hacer como ellos” del todo. Ordenar a su policía autónoma liarse a tiros con el Ejército (en aquel caso, yugoslavo), provocando 74 muertos, en su mayoría nacionales y algunos camioneros y periodista­s extranjero­s.

Torra no olvidó eso que aprendió en Liubliana: resulta imposible, tiene memoria. O sea, que está propugnand­o, perifrásti­ca pero claramente, la acción violenta. Asusta el pie de página, la frase del exconsejer­o Toni Comín desde Waterloo: “El tramo que nos queda hasta llegar al final será dramático. Ha llegado la hora de pagar el precio alto, pero inevitable, de nuestra libertad”.

¿El alto precio es la violencia? ¿El precio son 74 muertos? O Torra lo desmiente inmediata, oficial y solemnemen­te ante el Parlament. O sus seguidores tendrán que echarlo de la Generalita­t, por traicionar la voluntad pacifista de la gran mayoría. O al cabo, el Estado de derecho deberá garantizar que este peligro público no lo será más.

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