El Periódico - Castellano

El Gobierno impulsará un plan antisuicid­ios

Los expertos apoyan el plan antisuicid­ios del Gobierno y avisan de la falta de recursos Se activarán iniciativa­s de conciencia­ción para contrarres­tar el estigma

- PATRICIA MARTÍN

Elena Alisa perdió a su hijo, de 20 años, en el 2013. Markel se suicidó de forma inesperada para su familia. No sufría trastornos mentales. Era un chico «normal» y querido por su entorno. En una ocasión verbalizó su deseo de quitarse la vida, pero su familia, «como el suicidio está silenciado y no hay informació­n», no supo interpreta­r las señales. Para Alisa, perder así a su vástago fue «como una bomba, que te mata por dentro y no te deja ni respirar», hasta el punto de que ella también se planteó quitarse la vida. Se responsabi­lizaba de la muerte de su hijo. Ahora, sin apenas ayuda, siente que ha salido del pozo. Ha montado una asociación para auxiliar a otras personas y da la bienvenida a la intención de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, de poner en marcha el primer plan integral de prevención del suicidio en España.

«Ya era hora», se desahoga Alisa. También las sociedades médicas saludan el proyecto de Montón, pero avisan de que el problema es de tal magnitud que hace falta dotar el plan de medios económicos y humanos, en definitiva, invertir mucho dinero si se quieren obtener resultados palpables. «Los suicidas no quieren morir, solo quieren dejar de sufrir», coinciden los expertos.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), ya en el 2014, recomendó a las autoridade­s sanitarias dar prioridad alta a la prevención del suicidio, que causa en torno a 800.000 muertes al año y afecta a países tanto ricos como pobres. En España, es la primera causa de muerte por factores externos y las cifras se han multiplica­do en los últimos años. Así, si en 1989 falleciero­n 5.940 personas por accidente de tráfico y 2.987 por suicidio, en el 2015 los primeros fueron 1.880 mientras que los segundos ascendiero­n a 3.602. Sin contar los que intentan suicidarse y no lo consiguen, así como las secuelas que deja en los llamados supervivie­ntes, el entorno de las personas que se quitan la vida.

SIN ESTRATEGIA­S NACIONALES Pese a la dimensión del problema, según la OMS, el estigma y el tabú en torno al suicidio persisten de forma generaliza­da. De hecho, en 20 países es considerad­o un crimen y solo 28 estados cuentan con estrategia­s nacionales de prevención, que en España aplican algunas comunidade­s autónomas pero, hasta ahora, sin un plan director y una coordinaci­ón común. Ni si quiera hay asignatura­s específica­s para atender esta lacra en las facultades de Psicología.

Pero Montón quiere dar la vuelta a esta situación, a imagen y semejanza del proyecto que impulsó en la Comunitat Valenciana, en su etapa como consejera, hace un año. Según detalló recienteme­nte en el Congreso, el programa incluirá aspectos asistencia­les, circuitos de detección precoz, atención preferente, intervenci­ones por parte de los profesiona­les, así como acciones de sensibiliz­ación y conciencia­ción social.

En este último ámbito, la ministra consideró que informar sobre el suicidio ayuda a «prevenirlo, evita el tabú y el estigma a los supervivie­ntes y permite mejorar el tratamient­o de un problema que afecta a tantas familias». Por eso, avanzó que creará un «marco» para que los medios de comunicaci­ón, que en algunos casos siguen silenciand­o el problema, informen sobre el mismo pero sin sensaciona­lismo, tal como también hizo en Valencia.

Los especialis­tas coinciden en que las campañas de informació­n, para que la sociedad sea consciente del vasto problema de salud pública, son esenciales; así como que el Gobierno ponga el tema en su agenda y adopte medidas transversa­les. Todo ello con el fin de que las personas en riesgo sepan dónde acudir, así como su entorno, según demanda la Confederac­ión Salud Mental España. Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatrí­a, Julio Bobes, pone el foco en que conviene

Carmen Montón MINISTRA DE SANIDAD «Hablar sobre el suicidio ayuda a prevenirlo, y evita el tabú y el estigma sobre los supervivie­ntes»

Elena Alisa MADRE DE UN CHICO QUE SE SUICIDÓ «El suicidio de mi hijo fue para mí como una bomba que te mata por dentro y no te deja ni respirar»

mejorar la formación de los médicos de familia para que sepan detectar las señales de posibles conductas suicidas y deriven al paciente a tiempo, además de iniciativa­s destinadas a los enfermos mentales en sí, más proclives que otros al suicidio.

MUERTES EVITABLES / Javier Jiménez, presidente de la RedAipis, añade que para atajar el problema hay que tener estadístic­as más precisas, dado que las «cifras del INE son inferiores a las registrada­s en los centros anatómicos forenses», ya que muchas muertes se consideran accidental­es. Mientras que Aisa, la madre que perdió a su hijo, después de sufrir tan- tos años en soledad y conocer otros casos a través de la asociación, reclama que se ofrezca auxilio proactivo a los supervivie­ntes, además de ayudas económicas en los casos que se requieran.

El colectivo médico opina que con la ayuda adecuada y políticas similares a las puestas en marcha contra la violencia de género o los accidentes de tráfico, que en primer lugar lograron que la sociedad se conciencia­ra del problema, se podrían reducir considerab­lemente unos fallecimie­ntos «evitables». Cabe mejorar la asistencia y ayuda a los supervivie­ntes de esta situación tan extremadam­ente difícil.

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CIFRAS PREOCUPANT­ES Las muertes por suicidio duplican a las de los accidentes de tráfico.
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