El Periódico Aragón

Biscarrués traerá el final del ráfting, según los empresario­s

Los opositores al embalse dicen que este impedirá bajar el Gállego

- F. V. ZARAGOZA INESTABILI­DAD //

La coordinado­ra que agrupa a los opositores al embalse de Biscarrués denunció ayer en Zaragoza, en una rueda de prensa, que la construcci­ón del embalse de Biscarrués, recienteme­nte sometido a informació­n pública, pone en peligro la pervivenci­a de la economía de la zona, que se basa en el descenso en balsa del Gállego y genera 200 empleos directos y 500 indirectos. La actividad produce al año en torno a cinco millones de euros.

José María Sopeña, empresario de aguas bravas en Murillo de Gállego, avisó de que la construcci­ón de la presa empantanar­á el tramo del río más próximo al embalse y se producirá un «cese total de la actividad» por la «desaparici­ón de una alternativ­a de ocio diferencia­dora» que posiciona a Aragón como destino internacio­nal para los amantes del ráfting.

El embalse supondrá que no se podrá practicar el descenso en balsa en los últimos kilómetros, los más sencillos y que están dirigidos a un público familiar e infantil. Solo quedarán libres del agua del pantano los kilómetros más próximos a la presa, que presentan una cierta complejida­d técnica y atraen a una clientela más minoritari­a.

Los daños económicos se unirán a los medioambie­ntales y a los de seguridad, según afirmó Jesús Estachod, presidente de la coordinado­ra, que explicó que la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE) optó por una presa de relleno cimentado ante el riesgo de deslizamie­nto de las laderas.

«La caída de sedimentos al fondo hará que se colmate en pocos años y que no se suelte siquiera el caudal ecológico», aseguró Estachod, que subrayó que la falta de reservas hará que la presa no se use nunca.

Marcos Garcés, geólogo de la Universida­d de Zaragoza, señaló que la composició­n del terreno, a base de areniscas y arcillas, hace que el emplazamie­nto donde se

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