Vapeando espero
Ana Vallespí Marqués Alcañiz (Teruel)
Uno de cada cinco adolescentes españoles ha probado alguna vez los vapeadores o cigarrillos electrónicos según la última encuesta sobre el uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes). Su consumo crece especialmente entre los más jóvenes y, lo más grave, desconocen sus riesgos. Los cigarrillos electrónicos o vapeadores son unos dispositivos con una pequeña batería para calentar una solución líquida, con o sin nicotina, y convertirla en vapor aromatizado.
Su uso proliferó en los años de la crisis económica como alternativa barata al tabaco y, sobretodo, a raíz de la famosa Ley antitabaco de 2011 que, a grandes rasgos, prohibía fumar en cualquier espacio de uso colectivo. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad prohíbe vapear en colegios, centros de salud, transporte público, espacio infantiles y administraciones públicas pero sí lo permite en bares y restaurantes si el dueño lo autoriza.
El problema radica en que los jóvenes y también la población adulta poseen la falsa convicción de que los cigarrillos electrónicos son innocuos para el organismo. Nada más lejos de la realidad. Pese a que no producen monóxido de carbono ni alquitrán puesto que no se queman, el Ministerio de Sanidad recomienda no consumirlos porque se están encontrando sustancias cancerígenas y pueden provocar graves problemas respiratorios. El desconocimiento sobre el tema es apabullante. Ministerio de Sanidad, no estaría demás empezar a plantearse campañas de información y concienciación sobre esta peligrosa práctica que se prodiga entre los más jóvenes.