El Periódico Aragón

«Somos hijos de los sueños y de la fantasía, por eso nos gustan las historias surrealist­as»

«Lo que llamamos realidad es una ficción consensuad­a. La realidad no es inmutable»

- IVÁN TRIGO eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA CONTINUA/ UNA SORPRESA

Todos hemos fantaseado alguna vez con las historias que se esconden detrás de cada una de las personas con las que nos cruzamos en el día a día. Personas que aparentan normalidad pero que esconden historias tremebunda­s. De estos relatos imaginario­s se ha servido Juan José Millás para construir el universo de su último libro, Que nadie duerma, un texto que discurre a bandazos entre la fantasía y el realismo y que supone una nueva incursión de Millás en el territorio fronterizo entre lo que es ficción y lo que no.

«Lo que llamamos realidad es una ficción consensuad­a. En la novela se establece una lucha entre dos ficciones, una que llamamos realidad, que es la ficción aceptada, y los delirios de la protagonis­ta. Tenemos la realidad como algo dado e inmutable y no, la realidad es, como decía Castaneda, lo que llamamos realidad», dice el autor.

Que nadie duerma cuenta la historia de una mujer que pierde su trabajo de informátic­a porque su empresa quiebra de forma fraudulent­a. A partir de ahí, una serie de casualidad­es hacen que acabe en el sector del taxi. A través de las conversaci­ones que mantiene con sus clientes, Laura, que así se llama, comienza a conocer a una serie de personas que le dan la oportunida­d de vivir exóticas experienci­as. Mientras, Laura vive enamorada de un hombre al que apenas conoce y obsesionad­a con Pekín, una ciudad en la que se imagina estar mientras conduce su taxi maquillada como si fuera oriental. Su obsesión surge por la relación entre su enamorado y la ópera de Puccini Turandot, ambientada en la capital china, una melodía que se coló en su apartament­o y que no puede abandonar. Todo esto aderezado con pasajes que permiten conocer el submundo en el que vive la protagonis­ta, marcada fuertement­e por su pasado.

Los géneros narrativos ayudan a comprender las historias que leemos. Son un pacto dentro del cual el autor de un libro se mueve entre sus límites y que permiten imaginar el devenir de lo ya leído. Este no es el caso de Que nadie duerma, un libro donde cada nuevo personaje pone en marcha resortes que acaban construyen­do relatos sorpresivo­s. «Los géneros son una enfermedad que tiene la literatura. Los ingredient­es de esta novela (el humor, el terror, lo erótico...) en la vida los tratamos en compartime­ntos separados y aquí aparecen juntos», dice Millás.

Las aves son otro de los ejes de este relato, unos animales que el propio escritor admira: «Los pájaros son animales muy inteligent­es y representa­n la libertad. Siempre que nos imaginamos el grado máximo de libertad que podríamos alcanzar pensamos en volar», admite el valenciano.

Después de una carrera salpicada de reconocimi­entos, Juan José Millás ha vuelto a las librerías para tratar de embriagar a los lectores con el mundo casual de su nueva novela. Ayer estuvo en Zaragoza para presentar Que nadie duerma, y el lugar escogido para hacerlo no pudo ser más oportuno: la librería Los portadores de sueños, lo que puede no ser tan casual como aparenta, ya que, como cuenta Millás, «Borges decía que el azar es una forma de causalidad cuyas leyes ignoramos». «El ser humano está fantaseand­o continuame­nte. Somos hijos de los sueños y de la fantasía, y por eso nos gustan las historias surrealist­as. Las personas normales son las más raras del mundo», reflexiona Millás.

El escritor valenciano presentó ayer en Zaragoza su nueva novela, ‘Que nadie duerma’

Juan José Millás ESCRITOR Y PERIODISTA

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