600.000 euros
A raíz de la adquisición inmobiliaria de Pablo Iglesias e Irene Montero me surgen interrogantes como qué es lo que les has influenciado para tomar esta decisión. Balbuceo en el mundo de la Literatura y acudo a referentes como Teócrito, Virgilio, Horacio, con su Beatus Ille, o yo que sé, con su Carpe Diem, vete tú a saber, o a nuestro Fray Luis de León con su Qué descansada vida la de aquel que huye alejado del mundanal ruido… En ellos me introduzco porque tienen un denominador común: ensalzar la vida en el campo, estar en contacto con la naturaleza, alejados del mundo urbano, retirados, etc. No sé, también cabe pensar que son unos románticos, bucólicos, idílicos, pero claro, viviendo no rodeados de cabras, gallinas, conejos… Se van a vivir a un lugar que cuesta la friolera de 600.000 euros. ¡Han leído bien! Por supuesto, con todo lo que conlleva posteriormente, asesor de servicio, etc. Está claro, que uno en su vida privada puede hacer lo que le dé la gana, pero a mí, en este caso, me surgen muchas dudas y supongo que a la mayoría de este país. Aparecen, emergen, liderando un partido llamado Podemos, con el discurso de asistir a los náufragos, a los desamparados de esta sociedad (bonita filosofía). Se aprovechan, no de la ignorancia, que no lo son, sino de la debilidad y precariedad en la que se encuentran y les prometen «el oro y el moro». El mensaje es tan bonito, bíblico como utópico, pienso yo. Las obras de misericordia se quedan pequeñas. El electorado cree ciegamente en sus líderes y resulta que aparece este binomio convirtiéndose en propietarios de una bella mansión ubicada en la sierra madrileña. Algo no me cuadra ya que resulta que sus ideas no están acordes con sus actos. El funcionamiento parece el de una secta. Tampoco sé, como se justificarán, a mí se me caería la cara de vergüenza al dar un mitin porque van a carecer de argumentos y supongo que para pagar esas cuotas durante treinta años esperaran salir elegidos a perpetuidad. No se lo montarían mal, pagarían con el sudor de su electorado, pero les puedo decir que Pablo e Irene o Irene o Pablo, «tanto monta, monta tanto» que «quien a hierro mata a hierro muere» que confío en la cordura de su electorado y si no la tiene pensaré o llegaré a la conclusión de que son un rebaño de… Háganselo ver, electorado de Podemos. Políticamente, que les voy a decir, pues, más de lo mismo, lo que contribuye particularmente, a acentuar más mi escepticismo político, si cabe.