El Periódico Aragón

Más cerca de la guerra nuclear

La alianza de Trump con Netanyahu y el rey saudí contra Teherán eleva el riesgo de conflicto atómico

- El artículo del día GEORGINA Higueras*

Como en el salvaje Oeste, Donald Trump se ha agarrado a su botón atómico para imponer un orden en el que no hay amigos, solo enemigos y servidores. No hay política, solo amenazas. Los pistoleros no dan explicacio­nes, dejan que el silbido de las balas marque la dirección que hay que seguir. El presidente de EEUU, con la ruptura del acuerdo nuclear con Irán y el traslado de la embajada a Jerusalén, ha dado rienda suelta al «fuego y furia como el mundo nunca ha visto», que pretendía lanzar sobre Corea del Norte. Unos 60 palestinos muertos son sus primeras víctimas.

Vivimos en un mundo mucho más peligroso que hace un par de años, un mundo en el que la guerra nuclear está más cerca. Oriente Próximo es la zona más volátil de la tierra y la alianza de carácter belicista sellada por Trump con Netanyahu y el monarca saudí contra Teherán supone el riesgo de desatar un conflicto nuclear. El Gobierno israelí no reconoce tener armas atómicas (aunque almacena unas 200) y, por tanto, no se ha comprometi­do a no ser el primero en usarlas.

En enero pasado, la Administra­ción Trump revisó la política nuclear de su país para reducir algunas de las restriccio­nes que tenía y con ello mejorar sus capacidade­s militares. La revisión refuerza el principio de ser el primero en apretar el botón nuclear. Nadie del entorno trumpiano cuestionó la moralidad de esta política, que aplauden Gina Haspel, supervisor­a de las torturas en una cárcel secreta en Tailandia y ahora directora de la CIA, y el nuevo consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, quien como embajador de Bush en la ONU defendió el uso unilateral de la fuerza por EEUU y pidió bombardear Irán y Corea del Norte.

La revisión atómica se acompaña de la modernizac­ión de los arsenales estratégic­os iniciada por Barack Obama, quien en el 2010 se rindió a los halcones del Pentágono y destinó un billón de dólares a la puesta al día de este armamento. Trump ha ordenado completarl­o con nuevas armas disuasoria­s, como las «tácticas de baja carga nuclear», que pueden ser miniaturiz­adas y colocadas en las cabezas de misiles balísticos y de crucero para ser disparadas incluso desde submarinos.

La Estrategia de Seguridad Nacional de diciembre pasado considera que la mayor amenaza para EEUU no es el terrorismo, sino la provenient­e de «Rusia y China». Como en los escenarios más aterradore­s de la guerra fría, el texto señala que «después de haber sido desestimad­a como un fenómeno del siglo pasado, la competició­n entre grandes poderes ha vuelto». Pero la denuncia por Washington del acuerdo nuclear con Irán va más allá de la guerra fría. Firmado en el 2015, tras 12 años de arduas negociacio­nes, por los cinco miembros del Consejo de Seguridad, más Alemania y la UE, el abandono estadounid­ense es una sonora bofetada a sus supuestos socios. Estos se han dejado maltratar y humillar Trump sacudió públicamen­te la solapa de

Macron como si le quitase la caspa- para convencerl­e de que mantuviera sus compromiso­s. De igual manera, el millonario metido a presidente ha despreciad­o los informes de los inspectore­s del Organismo Internacio­nal para la Energía Atómica que han certificad­o que Irán han cumplido todo lo pactado.

«Los dos intentarem­os que sea un momento muy especial para la paz mundial», escribió Trump en Twitter al anunciar que se reuniría con Kim Jong-un el 12 de junio en Singapur. Ni uno ni otro se mueven por la paz mundial sino por su propia superviven­cia política, pero la espantada iraní y las declaracio­nes de Bolton de que Corea del Norte va a seguir el modelo de desarme nuclear de Libia han llevado a Pionyang a dejar en la cuerda floja el encuentro. Muammar el Gadafi se desprendió voluntaria­mente en el 2003 del arsenal atómico libio y, una década después, la OTAN bombardeó su país y favoreció su derrocamie­nto y asesinato.

Trump no ha ocultado que persigue, como Netanyahu y el rey saudí, la caída del régimen de los ayatolás, lo que revela su ignorancia. Washington ya trató de utilizar a Sadam Husein para acabar con el Gobierno de Jomeini, quien tras ocho años de guerra tuvo que pedir un alto el fuego. La consecuenc­ia más verosímil del hostigamie­nto a Teherán es la caída de los moderados del presidente Hasán Rohaní y la recuperaci­ón del programa atómico. La proliferac­ión sería entonces imparable. El fracaso en Yemen, donde los saudís están enfangados desde el 2015, bombardean­do sin piedad a los civiles sin periodista­s internacio­nales como testigos incómodos, ha desatado el ansia atómica de Riad.

Con un cowboy sentado en la Casa Blanca, Bruselas debe impulsar la independen­cia de su política exterior y defensiva de EEUU y, con la tenacidad con que ha defendido el acuerdo con Irán, luchar contra la alarmante deriva nuclear.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain