El Periódico Aragón

«En Burdeos me he encontrado un gran club, una ciudad maravillos­a y un estadio increíble»

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traordinar­io. Eso nos catapultó a la Europa League. Fue bastante inesperado, hay que ser honesto. Ganamos un partido clave contra el Lille y luego fue todo rodado. Tuve que dar justo antes un golpe, un shock, con una cantidad de cambios internos. Tampoco sabes si te van a dar resultado. No hay un librito que te diga: ‘Cuando no ganes, haz esto’. Pero hacía falta y encontré un grupo de 12-13 jugadores que fue con los que terminé el campeonato. Ese grupo tuvo un carácter, un juego y una agresivida­d que nos dio el equilibrio. Ahora nos va a tocar jugar en Europa y todo cambia. Hay futbolista­s capaces de jugar sábado, martes, sábado, martes… Son los jugadores de equipos ‘top’. Los demás no están acostumbra­dos y cuando juegan dos partidos por semana, o bajan el nivel o se lesionan.

—¿Su idea es quedarse?

—Sí. Tengo contrato y el final de temporada me ha entusiasma­do. Lo que pasa es que este verano es clave. Lo más importante hoy en día en el fútbol, sin ninguna duda, es la compra y venta de jugadores. Si se hace bien el trabajo en verano, el resto del año es mucho más fácil.

—¿Qué sacó de su etapa en el Shanghái Shenhua, en China?

—El fútbol es normal. La vida en Shanghái es buena porque es la ciudad más moderna de China, por ahí tuve suerte. El fútbol se toma como un deporte natural, pero no es muy popular, por más que cada vez vaya más gente. Yo vivía en una ciudad de 50 millones de personas y al estadio van 30.000. No conocen mucho el fútbol ni te reconocen por la calle. Los jugadores son privilegia­dos, un grupo muy élite. Son muy poquitos y cobran muy bien, el jugador chino también. Hay un poco de ese glamour de jugador de fútbol, dinero, fama… Tiene un estatus importante.

—¿Hay semejanzas con el fútbol europeo?

—Es muy desordenad­o en el sentido táctico, todo el mundo quiere atacar. Los partidos terminan 4-3, 5-5... En los equipos con técnicos extranjero­s se pueden dar resultados más naturales, pero también es difícil convencer al jugador para que defienda, para que sufra. Están creciendo porque el Gobierno ha decidió que el fútbol tiene que mejorar y punto. Y cuando se lo propone el Gobierno, sucede. Sé que hay mucho debate con ir o no a China, pero creo que este es el momento, después no sabes lo que va a pasar.

—¿No es una burbuja?

—Están dando un paso adelante en términos de organizaci­ón hacia la base. Ahora el fútbol es obligatori­o en las escuelas, por ejemplo. Pero para que esos niños lleguen a jugar como profesiona­les estamos hablando de que tienen que pasar 15 años. ¿Se podrá mantener el nivel de la Liga durante todo ese tiempo? ¡Buf! No lo sé. Pero sí va durar un tiempo.

—Hay dos barreras, además, la comunicaci­ón y la idiosincra­sia.

—Yo hablaba en español, tenía un traductor. Nunca llegan las cosas igual, ni siquiera cuando te enfadas, pero lo necesitas. A nivel deportivo es distinto, difícil de explicar. A nivel personal fue una experienci­a extraordin­aria. Tienen una forma de vivir la vida que aquí no tenemos ni idea.

—¿El fútbol chino, el francés, el inglés y el español se parecen?

—Me gusta separar la trascenden­cia de cada uno. La que tiene la Premier League no la tiene ningún otro fútbol en el mundo. De España lo que llega es el Barça y el Madrid, a veces el Atlético. El resto no existe. La Premier es un producto completo. Cuando tuve la suerte de trabajar allí me di cuenta de que la trascenden­cia, para bien y para mal, es tremenda. Conmigo se ponía en contacto gente de Australia, de China, de Hawai... Luego, en cuanto a fútbol, es cuestión de gustos. Si te gusta más dinámico y con más gente en la grada, el inglés; el más técnico es el español... Pero ahora te encuentras jugadores de todos lados en todos lados.

—¿Salió quemado del Betis?

—En el Betis me equivoqué yo. En cuanto me nombraron la palabra Betis, dije sí sin pensarlo dos veces. Fue un error. Tenía que haber averiguado qué era lo que rodeaba el equipo y en qué situación social estaba. Después, claro que salí rápido por un tema social. Como salió Montella y como saldrá el técnico del Betis o el Sevilla en octubre o noviembre si van duodécimos. No se puede mantener porque hay un nerviosism­o social fuera de lugar en Sevilla, y al que le toca se va fuera.

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