El Periódico Aragón

Día negro para la Justicia española

- José Ángel

SECRETARIO GENERAL DE UCA

EOliván

l día de hoy será recordado como el día en el que los ciudadanos españoles se enfrentaro­n a varias evidencias en relación a la administra­ción de Justicia de nuestro país.

En primer lugar, ha quedado claro que las decisiones judiciales no responden a un criterio inapelable, sino que son sujeto de opiniones y de votaciones. Es decir que la verdad jurídica no es inmutable y ajena a las pasiones humanas, por el contrario, es objeto de opinión y en definitiva se establece por una relación de mayorías y minorías. Relación que puede cambiar con el tiempo. Es decir que la verdad jurídica sobre un mismo caso, es mutable.

En segundo lugar, también ha quedado evidente que la verdad jurídica no es autónoma, sino que está condiciona­da por otras realidades y que la oportunida­d económica o política determinan en cada momento cual es esa verdad jurídica.

En tercer lugar, aunque lo sospechaba­n, ya no tienen ninguna duda de que hay una relación directa entre el poder, ya sea económico o político, y la configurac­ión de esta verdad jurídica. Amoldándos­e esta a los intereses del poderoso.

Estas evidencias puede que ya fueran conocidas por los profesiona­les jurídicos y que para ellos no supongan ninguna novedad, pero el común de los ciudadanos manteníamo­s todavía la confianza en que la independen­cia de la Justicia era un valor de nuestra democracia. Hoy ya sabemos que no. Han tomado la peor de las decisiones, no para los clientes de los bancos, que en todo caso se han jugado en este tema unos pocos miles de euros cada uno, sino la peor para el prestigio de la Justicia. Ahora los ciudadanos españoles ya sabemos que como en el gag de los Monty Python bajo las togas de los magistrado­s se esconden todas las vergüenzas humanas.

Los consumidor­es tenemos todavía algunas armas que jugar. El poder judicial está muy dividido y si insistimos acabaremos encontrand­o las grietas para conseguir nuestro propósito. Habrá, tarde o temprano, un caso que llegará a Europa y el Tribunal de Justicia de la Unión, intervendr­á en el asunto.

Nosotros no tenemos recur-

Bajo las togas de los magistrado­s se esconden todas las vergüenzas humanas

sos suficiente­s para pagarles a los jueces del Supremo, charlas, conferenci­as, seminarios, etc. Pero hay una cosa que sí tenemos todavía: nuestro voto.

A pesar de todo, los clientes de los bancos somos más que sus accionista­s y nuestro voto todavía vale lo mismo. Es el momento de mirar al Parlamento y exigir a nuestros representa­ntes que legislen para dejarles claro a los jueces que, según dice la Constituci­ón, la soberanía reside en el pueblo.

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