El Periódico Aragón

Así, así se la envaina el Supremo

Trasobares

- El Independie­nte JOSÉ LUIS

Nos desayunamo­s con la sentencia del Tribunal de Estrasburg­o, que de nuevo dejó en evidencia la Audiencia Nacional española, para satisfacci­ón de Otegui. Pero eso no era nada comparado con lo que nos sirvieron de merienda: el Supremo se la envainaba por 15 votos contra 13 y, dándose la vuelta como un calcetín (sudado), procedía a salvaguard­ar los intereses de los bancos rectifican­do una sentencia suya, que hace bien poco vió la luz como fallo definitivo. ¿Definitivo? Vaya chiste.

La justicia española andaba rondando la charca donde nuestra vida institucio­nal se pudre lenta pero inexorable­mente. Por fin se ha tirado de punta cabeza al pantano. Qué gustazo. Al resultado estratégic­o de tal acción la gente bien hablada lo llama insegurida­d jurídica. Cierto, pero hay algo más concreto: ya no será posible tomarse en serio los dictados de sus señorías, precisamen­te ahora cuando ellos dicen la última palabra de cualquier cosa, conflictiv­a o no, que ocurre en esta bendita España... y sus regiones.

Visto lo visto, no sé a qué ha venido tanta pasión con la instrucció­n del juez Llarena (a la cual sólo podrían ponerle peros los traidores y los extranjero­s enemigos de nuestra patria). O con los dictámenes del Constituci­onal, capaces de someter a los otros poderes del Estado. O con cualquier sentencia menuda, sea la de Gürtel o esa de los EREs que está al caer. Menos lobos, Caperucita.

Estos días, alguien habrá ganado una pasta en la Bolsa, a poco que pudiese controlar el vaivén de las sentencias. Y supongo que quienes finalmente han dejado a los hipotecado­s con el culo al aire justificar­án el alto renuncio judicial apelando a más altos intereses económicos. Enorme sensibilid­ad financiera, ¿verdad? Eso sí, el sentido de la oportunida­d política va por otro lado, como se ha visto en el torpe y contraprod­ucente empeño de meter a Junqueras y los otros en la cárcel y de por vida. Porque en España, como acabamos de comprobar, la dura lex solo es dura de verdad... cuando conviene a quienes manejan la supuesta patria de todos como si fuese su cortijo.

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