La polémica de las subvenciones
Ante las declaraciones de la señora concejala María Navarro acerca del procedimiento de valoración de las subvenciones de la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, como funcionario municipal a quien se le encomendó la responsabilidad de realizar la valoración objetiva de un ámbito de dichas subvenciones y coordinar la valoración de los expertos, me siento obligado a relatar los siguientes hechos:
Las bases de la convocatoria de estas subvenciones fueron modificadas tras un estudio previo y con las aportaciones llegadas desde el Consejo de Cultura, del que forman parte los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento de Zaragoza. Los técnicos municipales no hacemos sino cumplir las indicaciones contenidas en las bases de la convocatoria. Desde la dirección del Área de Cultura fui designado como técnico municipal para realizar la valoración de las propuestas recibidas en uno de los distintos ámbitos en los que se dividen las subvenciones, en concreto las ayudas a los proyectos en materia de Cultura Tradicional.
Debo decir que en ningún momento recibí indicaciones o sugerencias, ni veladas ni explícitas acerca de favorecer de alguna manera ninguno de proyectos presentados y, por tanto, dispuse de total independencia para realizar la labor de valoración objetiva, que por otro lado está absolutamente reglado y donde hay escaso margen para veleidades personales.
Que, a la vista de las entidades y proyectos presentados, no estaba personal ni profesionalmente ligado de forma interesada a ninguna de las entidades y personas que las presentaban, cuestión que hubiera llevado a solicitar mi inhibición en este proceso.
Que realicé mi valoración de la forma más honesta y profesional posible, sin dejar de reconocer que aún así el error humano es posible. Que si algún interesado ha apreciado error en su valoración ha tenido ocasión de revisión y corrección en su caso.
Que convoqué y coordiné la reunión con los expertos designados para la valoración subjetiva, en la que los técnicos no votamos, que las personas que componían esta mesa de expertos eran personas ligadas al tejido asociativo y cultural objeto de valoración y que en modo alguno observé que las decisiones que se iban adoptando tuvieran ningún vicio tendencioso, los componentes de la mesa fueron ejemplo de honestidad y colaboración.
Que trasladé las actas de las votaciones según el modo reglamentado y que estas valoraciones no sufrieron corrección ni modificación en ningún sentido por parte de la dirección del Área respecto a la decisión del técnico y mesa de expertos.
Dicho lo anterior quisiera así mismo exponer algunas valoraciones personales:
Escribo esto basándome en las declaraciones aparecidas en prensa, entendiendo que en el lenguaje de la disputa política las palabras se pueden llevar hacia ciertas exageraciones, hipérboles y generalizaciones en ocasiones injustas. Me gustaría igualmente romper una lanza hacia el resto de mis compañeros, funcionarios municipales y trabajadores de la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, que han participado en este proceso, tengo la certeza de que en todo momento han obrado de manera imparcial y profesional, es mi apreciación sincera que se corrobora con el proceso público y transparente llevado a cabo. Que el principal motivo de redactar este escrito es el de salvaguardar de toda duda de parcialidad a las personas provenientes del tejido social de la ciudad que participaron como expertos en la valoración de las subvenciones, personas excelentes que sin ningún beneficio personal ni corporativo, exactamente por un café, colaboran con el Ayuntamiento de Zaragoza, se encuentre bajo la dirección política que sea.
Que encomiendas como estas no suponen en modo alguno ninguna recompensa ni en cuanto a promoción ni a percepción económica, viniendo a aumentar la carga de trabajo de los técnicos municipales.
En definitiva, respaldar la labor de las empleadas y empleados públicos en cuanto a garantes de la legalidad, la transparencia y la igualdad de trato de la ciudadanía ante las instituciones. Y, de igual manera, salvaguardar la honestidad de las personas que de forma altruista participan de los mecanismos de participación ciudadana.