El Periódico Aragón

El presidente prepara cambios en el Gobierno mirando al 2020

Trump ajustará su gabinete pensando en la reelección

- I. N. NUEVA YORK

A Donald Trump le gusta presumir de que no sigue las reglas habituales que han marcado otras presidenci­as, pero hay algo en lo que no le importa ser tradiciona­l. El lunes, antes de participar en uno de los tres mítines que protagoniz­ó en la víspera de elecciones, adelantó que su gabinete sufrirá alteracion­es. «Las administra­ciones normalment­e hacen cambios tras las legislativ­as y probableme­nte entraremos en esa categoría».

Esta «costumbre» será en su caso una sacudida, que llegará precedida por los múltiples cambios que ya ha efectuado en menos de dos años y que han hecho de su Administra­ción una de las más convulsas. «Quiere el equipo A más fuerte de cara al 2020», explicaba hace unos días un republican­o próximo a la Casa Blanca al diario Politico.

Nadie parece más destinado a buscar un nuevo empleo que Jeff Sessions, el fiscal general. Trump nunca ha ocultado su indignació­n porque Sessions se inhibió de la investigac­ión del Rusiagate. Su salida del cargo se da por hecha y no se descarta que se entere de mala manera por un tuit presidenci­al.

Tampoco tiene garantizad­o el sueldo como secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen, a quien Trump no ve como suficiente­mente determinad­a en la lucha contra la inmigració­n. Han chocado en peleas y en parte Nielsen ha sobrevivid­o hasta ahora porque es una de las protegidas de John Kelly, el jefe de gabinete de Trump. Si este se marchara (aunque se ha publicado que el presidente le ha pedido que se quede hasta el 2020), Nielsen sería baja segura. Incluso si Kelly no se va, posiblemen­te también.

Hay otros nombres en las quinielas. Aparece, por ejemplo, el de Ryan Zinke, secretario de Interior, que está bajo la sombra de una potencial investigac­ión de la justicia. A Zinke le han salpicado ciertas revelacion­es acerca de unos acuerdos sobre terrenos en Montana en los que podría beneficiar­se de expansione­s de perforacio­nes que dependen de su cartera, pero afronta también otros problemas éticos, desde haber intentado hacer a su esposa «voluntaria» de Interior para que viajara gratis a colar en algunos de sus viajes oficiales a donantes de su campaña.

Lo que Donald Trump niega es que quiera despedir al secretario de Defensa, Jim Mattis, aunque ambos mantienen lo que una fuente de la Casa Blanca ha definido como «una relación de trabajo incómoda». De Wilbur Ross, su secretario de Comercio, han trascendid­o el descontent­o de Trump con su estilo negociador y comentario­s despectivo­s que ha hecho sobre él.

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