Sueldos y territorios
El catastrofismo de organismos e instituciones sobre las consecuencias de elevar el salario mínimo interprofesional a 900 euros mensuales en España se define en una horquilla que, por su desproporción, pone en duda los avisos. El Banco de España, tan sagaz en no prevenir hecatombes como la crisis bancaria, afirma que tal aumento causará la pérdida de 150.000 empleos. La Comisión Europea, que también debería saber de lo que habla, deja las repercusiones negativas en 70.000. ¿Por qué esa tremenda diferencia? Pero es que el Nobel de Economía del 2001, desmonta esos anuncios y asegura que subir el salario mínimo no daña el empleo. ¿En qué quedamos? Los perceptores de las nóminas bastante tienen con gestionar sus recursos para que den de sí hasta fin mes como para asistir a este pulso de informaciones en plan montaña rusa. Y más si se contrasta con las cifras que el Instituto Nacional de Estadística ofrece sobre los salarios medios en España según el territorio en que se viva. La media mensual bruta se sitúa en 1.889 euros. Pero con diferencias sonadas. Mientras el País Vasco lidera los ingresos con 2.200, o Aragón alcanza los 1.906, Extremadura no llega a los 1.600. Claro que el 30% de los españoles no supera los 1.230. Todo en el mismo país. Mientras tanto, los alquileres de vivienda, opción inevitable ante la precariedad en el empleo, han escalado hasta hacer que la decisión de compra suponga una cuota equiparable. Pero para esa elección se necesita seguridad en los ingresos. Vuelve la pescadilla, el mordisco y la cola.
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