La mejor tortilla
Un bar del barrio de Las Fuentes ha ganado el primer premio de la IV Liga de la Tortilla de Zaragoza. Cada tortilla de este bar se hace con una docena de huevos, kilo y medio de patata agria de Teruel, una cebolla de Fuentes de Ebro, aceite de oliva de Belchite y medio calabacín. Eso es hacer patria. El bar ganará fama y clientes porque por un buen pincho de tortilla de patata merece la pena desplazarse de un barrio a otro.
En los concursos gana uno de los que se presentan, excepto en los casos en que el premio queda desierto y cuando se comparte ex aequo, pero eso no significa que sea el mejor del mundo ni del país ni de la ciudad.
Sucede con todos los concursos, incluido el de belleza. Mujeres y hombres que no se presentan son más hermosos que quienes lo ganan. En cuanto a los premios literarios, muchos autores que no se presentan o carecen de un nombre reconocido son mejores que algunos que los ganan. No todo el mundo se siente con ánimo para concursar y someterse al criterio de un jurado. La tortilla que nunca ganaría en España un premio a la mejor será la conocida por «tortilla de patata a la australiana», que se ha hecho famosa a través de twitter. Se puede elaborar la tortilla de patata como se quiera, de hecho todo el mundo que sabe cocinar presume de hacer una buena tortilla de patata o una buena paella. Pero la tortilla de patata australiana tiene poco que ver con la tortilla de patata española por sus ingredientes: diez huevos, dos patatas, una cebolla, un chorizo, dos tomates y un puñado de olivas. A mí me parece una mezcla de tortilla y pizza. La cocinera, sin embargo, la califica de una bestia de tortilla española.
No creo que triunfe en nuestro país esa receta, aunque todo es posible. Pero tal vez la peor idea de tortilla de patata sea la deconstruida, que se prepara en un lugar de Zaragoza y cuya receta consiste en una cebolla, tres yemas de huevo trufadas, dos dientes de ajo negro, patata cocida, nata líquida, 100 gramos de agua de cocción de las patatas, 50 gramos de aceite de oliva, un sifón de medio litro y dos gramos de trufa negra.
Eso será un hallazgo exquisito, pero nada que ver con una tortilla de patata. Tampoco son muy apetecibles las tortillas que se venden hechas en los supermercados, me saben a cartón.