El Periódico Aragón

Macron pide el fin de la violencia para debatir las reivindica­ciones

Propone tratar de impuestos, ecología, organizaci­ón del Estado y democracia Las propuestas servirán para construir «un nuevo contrato nacional»

- EVA CANTÓN eparagon@elperiodic­o.com PARÍS

Cuando están a punto de cumplirse dos meses del inicio de las protestas de los chalecos amarillos, Emmanuel Macron se ha dirigido por carta a los franceses para esbozar las líneas del gran debate nacional que se abrirá mañana con el objetivo de dar respuesta a las inquietude­s expresadas por un movimiento heterogéne­o nacido en las redes sociales sin tutela sindical o política. Cuatro grandes temas –impuestos, organizaci­ón del Estado, transición ecológica y democracia– estructura­rán una consulta que se extenderá hasta el 15 de marzo y que no debe interpreta­rse, advierte el presidente, ni como una elección ni como un referéndum. Macron pone una condición para el diálogo: que cese toda forma de violencia.

La movilizaci­ón de los chalecos amarillos es mayoritari­amente pacífica, pero a los disturbios que con mayor o menor virulencia salpican cada manifestac­ión se han sumado agresiones a diputados de La República en Marcha (LREM) y periodista­s.

Un clima generaliza­do de des- confianza en la clase política, las institucio­nes y los medios de comunicaci­ón está detrás de los casos de parlamenta­rios que se encuentran con amenazas de muerte en sus correos electrónic­os o de reporteros que, como sucedió este sábado en Rouen, reciben una brutal paliza mientras cubren una manifestac­ión.

«En Francia, en Europa y en el mundo hay una gran inquietud. Tenemos que responder con ideas claras. Pero para ello hay una condición: no aceptar ninguna forma de violencia», resalta el jefe del Estado. Macron inicia su larga misiva señalando que Francia es uno de los países más igualitari­os gracias a un sistema impositivo que garantiza servicios públicos básicos a todos los ciudadanos independie­ntemente de su situación económica.

La subida del impuesto a los carburante­s fue la chispa que encendió la protesta a finales de noviembre. Sin embargo, el malestar venía de lejos. La sensación de soportar una fiscalidad asfixiante que se ceba en las clases medias y el desprecio que los franceses de las zonas periurbana­s veían en la actitud del presidente cristaliza­ron en el movimiento que bloquea rotondas y desfila cada sábado con la prenda reflectant­e que les ha hecho visibles.

«No estaremos de acuerdo en todo, pero al menos mostraremo­s que somos un pueblo que no tiene miedo de hablar y debatir», dice Macron en la carta. Aunque deja claro que fue elegido con un programa reformista al que sigue siendo fiel y que no dará marcha atrás en una de las reclamacio­nes recurrente­s de los chalecos amarillos, la de restaurar el impuesto a la fortuna. Y aclara que si, como resultado de la consulta, se decide bajar algún impuesto el gasto público también se reducirá.

Entre las cuestiones que deberán responder quienes se impliquen en el debate, el presidente les pregunta si conviene reforzar la descentral­ización, cómo financiar la transición ecológica,

Se abre una consulta de dos meses que no debe interpreta­rse «ni como una elección ni como un referéndum»

si habría que reconocer el voto en blanco, introducir un criterio proporcion­al en el sistema electoral, ampliar el recurso al referéndum o cuál debería ser el papel del Senado. Las propuestas servirán para construir «un nuevo contrato nacional», estructura­r la acción gubernamen­tal y la posición europea e internacio­nal de Francia.

Las reivindica­ciones son variopinta­s, pero si en algo coinciden todos es en reclamar una mayor justicia fiscal y el respeto de las élites políticas. Otra cosa clara es el odio visceral al presidente, condensado en el eslogan más coreado en las marchas: Macron, dimisión. Si el arriesgado debate planteado por el Elíseo tiene escasas posibilida­des de satisfacer a los chalecos amarillos, es más difícil aún que la imagen de Macron mejore con el ejercicio.

☰ gicos: los europeísta­s y los patriotas», señaló. «Estamos en nuestra casa somos nosotros quienes decidimos dónde va nuestro dinero y que nuestros compatriot­as y nuestras empresas son prioritari­os. Son las fronteras las que nos defenderán de la delincuenc­ia, de la inmersión inmigrator­ia y del terrorismo. Con nosotros, el Aquarius no atracará en las costas europeas», continuó.

Le Pen presentó a los 12 primeros candidatos de la lista europea encabezada por Jordan Barbella, líder de las juventudes del partido, de 23 años, con el que espera superar el resultado que hace cuatro años hizo del FN el partido más votado en Francia con un 25% de los sufragios y 24 eurodiputa­dos. El número tres es Thierry Mariani, un antiguo ministro de Nicolas Sarkozy, que también ha pasado la línea roja.

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REUTERS / CHRISTIAN HARTMANN Los ‘chalecos amarillos’, en una de sus protestas del pasado sábado en París.

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