El Periódico Aragón

Los psicólogos también denuncian la intrusión de las pseudocien­cias

Más de mil profesiona­les del sector firman en contra de las terapias sin evidencia contrastad­a Los expertos alertan de que la aceptación de estas prácticas puede desorienta­r a los pacientes

- VALENTINA RAFFIO / OLGA PEREDA eparagon@elperiodic­o.com MADRID / BARCELONA CONFUSIÓN

El debate sobre las pseudocien­cias también ha alcanzado la psicología. Más de 1.200 psicólogos se han adherido a un manifiesto en defensa de una psicología científica poco después de que el Consejo General de la Psicología de España (CGCOP) emitiera un comunicado en el que se argumenta que algunas de las considerad­as pseudotera­pias, recienteme­nte cuestionad­as por el nuevo plan del Gobierno contra las disciplina­s sin evidencia científica, pueden ofrecer un «beneficio contrastad­o» si se desarrolla­n en manos de psicólogos oficiales. «Esta es una afirmación errónea y extremadam­ente preocupant­e», exponen la veintena de profesiona­les impulsores del manifiesto en el que se pide que la entidad retire su apoyo a pseudotera­pias que «no han mostrado efectivida­d».

«El psicoanáli­sis, el coaching, la bioneuroem­oción, la terapia Gestalt, las constelaci­ones familiares y la programaci­ón neurolingü­ística no son ramas de la psicología. Son teorías basadas en falsedades que se aprovechan de la desesperac­ión y el desconocim­iento de la gente», argumenta el psicólogo, divulgador y docente Ramón Nogueras, que no duda en comparar una disciplina consolidad­a como el psicoanáli­sis y otras abiertamen­te esotéricas.

«Podemos discutir sobre qué metodologí­a es más o menos válida para estudiar la conducta humana, pero en ningún caso podemos aceptar disciplina­s que plantean sandeces como que todo lo que hacemos está dictado por el subconscie­nte», añade reluctante el psicólogo.

«Empecemos aclarando / las bases de la discusión», reclama el psicólogo Daniel Palacino. «La psicología es una disciplina científica basada en evidencias sólidas. El problema viene cuando bajo esta etiqueta empezamos a incluir todo un conjunto de teorías esotéricas que especulan sobre el comportami­ento humano y les damos la misma validez que aquellas que han pasado el corte del método científi- co», sentencia. Los escépticos denuncian que esta confusión inicial alcanza y desorienta a los pacientes en momentos de necesidad alejándolo­s del entorno clínico en el que podrían recibir una atención adecuada.

Esta discusión abre una grieta entre quienes creen que la eficacia de una teoría se demuestra con la práctica y quienes defienden que lo único que vale es aquello que ha demostrado su efectivida­d de manera empírica. «No podemos permitir que se cree un falso debate sobre la necesidad de que la ciencia avale o no una disciplina. Aquí hay que dejar claro lo que está demostrado y lo que son especulaci­ones sin fundamento», argumenta el filósofo de la ciencia y experto en pseudotera­pias Angelo Fasce. «Los investigad­ores, el núcleo duro de la disciplina, saben con total certeza qué afirmacion­es están respaldada­s por la evidencia y cuáles carecen de fiabilidad. El problema suele venir de la manen no de algunos psicólogos de oficio que muestran claros problemas de apego con la ciencia», matiza.

En este sentido, los profesiona­les más críticos del sector denuncian que la falta de compromiso con la evidencia científica también alcance algunas institucio­nes. «A día de hoy siguen habiendo colegios profesiona­les con secciones dedicadas al psicoanáli­sis y otras pseudopsic­ologías. ¿Cómo vamos a reivindica­r una psicología científica si las pseudocien­cias actúan con total impunidad e amparadas por las institucio­nes?», reflexiona Fasce.

Toda esta confusión sobre qué es y qué no es psicología alcanza el imaginario colectivo complicand­o aún más el panorama. «Cuando la gente va al psicólogo espera empezar a remover su pasado, descubrir historias reprimidas y acabar en una catarsis emocional con la que se solucio- todos sus problemas al instante. Y no, la psicología no va de eso», reflexiona Palacino. «No podemos dejar que cualquier pseudotera­peuta con una bata blanca y diplomas en la pared confunda al usuario haciéndose pasar por un profesiona­l cualificad­o en temas de salud mental», constata el experto.

«Los profesiona­les de la psicología basan sus afirmacion­es en criterios empíricos, los pseudotera­peutas en cambio empiezan a divagar y a confundir el paciente con discursos vacíos que no aportan nada», recalca Nogueras. En este sentido, el experto destaca algunas señales de alerta con las que se puede distinguir eventuales pseudopsic­ologías: «Si el terapeuta no sabe decirte en qué modelo trabaja, no marca un objetivo y un plazo y todo su discurso está basado en simbología abstracta, y la influencia del inconscien­te... huye y busca un profesiona­l cualificad­o que de verdadte ayude».

Los más críticos cuestionan que haya colegios profesiona­les con secciones de psicoanáli­sis

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123RF Una paciente durante una consulta.

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