El Periódico Aragón

Ricardo Oliveira fue uno de

Los primeros fichajes de relumbrón del fracasado proyecto de Agapito Iglesias. Vino tras ganar la Champions con el Milan pero sin apenas participac­ión por el secuestro de su hermana. En Zaragoza recuperó la ilusión por el fútbol y llegó a anotar 31 goles

-

—Después de muchos años viviendo fuera de mi país y de los cinco años en Emiratos Árabes regresé en el 2015. Con 35 años volví a la selección brasileña y metiendo goles. Después de tres años con el Santos, de éxitos, títulos, goles e historias me apeteció salir del estado de Sao Paulo y acepté el reto de venir al Atlético Mineiro. Estoy feliz por seguir jugando y continuar metiendo goles.

—Estando en el Milan sucedió uno de los episodios más duros de su vida, que fue el secuestro de su hermana. ¿Cómo lo vivió siendo jugador de primer nivel?

—Es un tema que recuerdo con dolor, pero al mismo tiempo con esperanza porque salió todo bien. Mi hermana está totalmente recuperada. No se puede separar el futbolista de la persona, es imposible; como tampoco el periodista de la persona. Fue un palo muy duro porque estaba viviendo una gran experienci­a en el Milan y fue en el primer mes. Debuté, marqué un gol, ganamos y días después recibí la llamada del secuestro de mi hermana estando en mi casa de Sevilla disfrutand­o de unos días de vacaciones con mi familia. Mi sobrina, la hija de mi hermana, estaba conmigo. ¡Imagínese! Le tuve que dar la noticia del secuestro de su madre y fue algo que me debilitó muchísimo. Intenté tranquiliz­arla diciéndole que haríamos todo lo posible para solucionar la situación y regresamos a Italia de inmediato. Fueron cinco meses y medio de secuestro, el más largo de la historia del estado de Sao Paulo.

—¿Cómo le ayudaron desde el Milan?

—Un día Carlo Ancelotti, que fue un padre para mí, me dijo que si quería estar allí, bien, pero que si deseaba ir a casa con mi familia que lo entendía, porque era algo muy personal. El Milan se puso a mi lado siempre. Galliani, Berlusconi… Tomamos la decisión de entrenar, pero no jugar, porque sería un martirio estar en casa pensando. Busqué en Dios refugio y fuerza para superar los conflictos emocionale­s que estaba pasando. Pasé del sueño del Milan a una pesadilla.

—Acabó aquella temporada tan dura y recibió la llamada del Real Zaragoza. ¿Cómo fue el proceso hasta que llega cedido al club?

—Italia me marcó negativame­nte por el dolor del secuestro, pero profesiona­lmente fue increíble disfrutar de jugadores como Maldini, Kaká, Seedorf, Pirlo, Gatusso, Inzaghi, Dida, Cafú, Nesta… Cuando todo pasó, y después del año que ganamos la Champions, el Zaragoza fue un bálsamo por regresar al país que me hizo feliz. Era un nuevo desafío y también tenía un proyecto increíble con Agapito y los jugadores que estaba fichando. Aceptamos mi familia y yo el reto. Como anécdota, después de no haber logrado los objetivos colectivos y del descenso, regresé a Italia unos días y coincidí con Mourinho. Me saludó y me preguntó sorprendid­o que qué había pasado con el equipazo que teníamos, que por qué bajamos. No se encuentra una razón. Con la ambición de la UEFA y la Liga, fue un palo muy duro, pero personalme­nte fue un año bueno porque metí muchos goles y el Zaragoza me compró aun habiendo bajado.

—¿Qué objetivos le marcaron desde el club para la temporada? ¿Quizá llegar a la Champions?

—César Sánchez portero, Ayala, D’Alessandro, Aimar, Sergio García, Óscar, Matuzalem, Diego Milito… Estábamos en la UEFA y el objetivo era pelear lo más alto en la Liga para entrar en Champions y creíamos que teníamos equipo para llegar a ese reto. Al final pasó lo que pasó. Fue una decepción para todos, para la afición, el presidente, Agapito, jugadores… —A lo largo de su carrera ha jugado con grandes futbolista­s y aquí en Zaragoza no fue menos. ¿Cómo valora la delantera que formaba con Diego Milito y Sergio García?

—Entre las mejores de mi carrera, se lo aseguro. Estuve con Diego Milito este año, porque fuimos a jugar la Copa Sudamerica­na y Diego está como gestor deportivo del Racing. Hablé con él y recordamos nuestros momentos ahí, los goles que marcamos… Fue de los mejores compañeros que he tenido de delantero. Teníamos jugadores de clase, definición y liderazgo natural.

—¿Hubo algún roce con Diego Milito por ser el delantero estrella del equipo?

—No. Nos llevábamos muy bien. Es normal que en un momento dado uno se pueda enfadar porque uno piensa que podía dar un pase y el otro pensaba que lo mejor era chutar. Con Diego, fenomenal. Como persona y jugador tengo gran admiración por él.

—¿Qué pasó en los primeros partidos para que no dieran la talla?

—Es algo que nosotros también nos preguntamo­s. Era un equipo con tantos nombres y buenos jugadores… Trabajábam­os muchísimo y pensábamos que la mala racha iba a cambiar. No nos salían las cosas y cuando se entra en una dinámica muy negativa, el entorno también empieza a estar negativo y las cosas no salen. Nos quedábamos flipados pensando en cómo con este equipo no nos salían las cosas. También

 ?? EDU NAVARRO ??
EDU NAVARRO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain