Cerco a la violencia homófoba
La reciente y brutal agresión a un joven en el metro de Barcelona vuelve a poner el foco en otro rostro de la violencia de género: la homofobia. Una lacra que, lejos de desaparecer, está viviendo un repunte en los últimos años. Si en el 2015 hubo constancia de 169 delitos homófobos, la cifra aumentó a 230 en el 2016, según datos del Ministerio del Interior. Se calcula que solo se denuncian el 23% de las agresiones a personas LGTBI, por lo que el problema adquiere proporciones mayores. También resulta preocupante la juventud de los agresores, la mayoría de entre 17 y 21 años. Lejos de los postulados de Vox, que pretenden reducir la educación sexual a un tema de «moral familiar», parece imprescindible llevar a las aulas la realidad de la pluralidad en género y orientación sexual. También las fuerzas de seguridad y los juzgados son piezas imprescindibles. Por ello cobra una especial relevancia el juicio que se celebrará por un asesinato con agravante de homofobia. El caso ha tardado 19 años en resolverse y solo la tenacidad de los Mossos lo ha hecho posible. Anilo Viterbo fue asesinado a cuchillazos en un piso de Montgat en marzo del 2000. El presunto asesino, un colombiano de ideología nazi, fue extraditado el pasado año. El juicio no devolverá la vida a Viterbo, pero lanzará un mensaje inequívoco: la homofobia es un delito execrable y punible.