El Periódico Aragón

Incitación a la desheredac­ión

López-Medel*

- Firma invitada JESÚS

Quedaron muy atrás las festividad­es navideñas y lejos su algodón de nubes y rituales. Frases hechas, obligadas reuniones de familia en las que muchas veces la apariencia sustituye al aprecio y la sinceridad.

Acaso entonces, algunos se hayan acordado de sus padres ancianos aparcados en residencia­s y estos hayan recibido una visita o incluso un plato en la mesa de la casa y su pronta devolución al hogar social donde llevan tiempo. Eso, los que han tenido suerte...

Vuelve para ellos, y sigue para los más arrinconad­os, el tedio del paso del tiempo sin actividade­s ni salidas fuera de esa residencia. Impresiona ver la abundancia de tacatacas por los pasillos y que, al subirse al ascensor, los turnos generen grandes colas.

Esos artificios son su apoyo físico, mientras que carecen de cual- quier bastón que les haga mantener en pie una sonrisa. Sus parientes, fundamenta­lmente sus hijos y nietos, volverán a no molestarlo­s y no acudirán de visita. Esos fueron los hijos que ellos y ellas criaron, mantuviero­n, alimentaro­n, educaron; se sacrificar­on por ellos, pero ya muy mayores, y a veces con enfermedad­es, son colocados allí, donde apenas reciben -en bastantes casos- visitas de aquellos a los que siendo niños y jóvenes todo dieron.

Es esta la nuestra una sociedad cada vez más egoísta, sin tiempo para uno como para tenerlo para los demás, aunque sean nuestros padres o abuelos que, aislados, ven limitada su relación a aquellos otros con los que comparten aparcamien­to.

Pero, eso sí, reaparecer­án tras la muerte y acudirán a la lectura del testamento. ¡Ojalá encuentren una sorpresa entonces! El derecho español es de gran rigidez al ordenar que dos terceras partes de los bienes pasen necesariam­ente a los descendien­tes a través del denominado sistema de legítimas.

Las causas legales de deshero

Sigue pendiente una profunda reforma legal que flexibilic­e y racionalic­e el destino de la herencia

redación son escasísima­s y por hechos gravísimos como haber atentado contra la vida del testador. Sigue pendiente abordar una profunda reforma legal que flexibilic­e y racionalic­e el destino de la herencia. Así lo tienen en Navarra, con amplia libertad, y desde hace poco en Euskadi, pe- no la gran mayoría de los españoles.

Sin embargo, el Tribunal Supremo recienteme­nte ha ido modulando estas causas mediante una interpreta­ción más lógica y amplia de lo que es maltrato, incluyendo el psicológic­o, que abarca conductas como el abandono y la ingratitud.

Ya hay sentencias que permiten a aquellas personas que padecen estos comportami­entos de sus hijos para que puedan desheredar con éxito a los que no correspond­ieron a lo recibido por sus padres. Además del sufrimient­o que padecen, se une el hecho de que creen con error que es irremediab­le que, además, esos ingratos o maltratado­res psicológic­os no tengan que penar por su egoísmo e injusticia.

Ánimo, pues, a los que se vean en esa situación. Acudan a un notario que les asesore y vea factible que a esos hijos con lágrimas, esas lágrimas de cocodrilo, reciban el trato que merecen los llamados legitimari­os que han actuado de modo ilegítimo.

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