El Periódico Aragón

Donald Trump planea expandir las defensas contra misiles de EEUU

El presidente intenta contrarres­tar los avances de sus principale­s enemigos Pretende actualizar la estrategia de militar inaugurada por Ronald Reagan

- RICARDO MIR DE FRANCIA eparagon@elperiodic­o.com WASHINGTON

Desde que Donald Trump es presidente, ha engordado el presupuest­o del Pentágono, ha acelerado la modernizac­ión del arsenal nuclear e incluso ha puesto en marcha una iniciativa para crear una Fuerza Espacial capaz de librar guerras en la estratosfe­ra. Una política a la que acaba de añadir un nuevo elemento: ha anunciado un plan para expandir significat­ivamente las defen- sas antimisile­s de EE UU, un nuevo regalo para la industria armamentís­tica.

La nueva estrategia recuerda los planes más grandilocu­entes de la guerra fría y aspira a contrarres­tar los avances en la producción de misiles balísticos de Corea del Norte e Irán, así como el desarrollo por parte de Rusia y China de misiles de crucero de última generación, balísticos de corto alcance o los llamados vehículos supersónic­os sin motor. «Nuestro objetivo es sencillo: asegurarno­s de que podremos detectar y destruir cualquier misil lanzado contra EEUU desde cualquier lugar y en cualquier momento», dijo el presidente durante un discurso en el Pentágono. El plan sirve para actualizar por primera vez desde el 2010 la estrategia de defensa antimisile­s estadounid­ense, inaugurada en gran medida por Ronald Reagan en los años finales de la guerra fría.

La iniciativa es ambiciosa y tiene sus componente­s futuristas, casi como si fuera una reedición de la llamada Guerra de las galaxias de Reagan. Propone inversione­s millonaria­s para fortalecer las defensas ya existentes, pero también para estudiar nuevas capacidade­s como un sistema de sensores instalado en el espacio para detectar misiles y rastrear su trayectori­a. El Pentágono no le ha puesto precio a la nueva empresa, pero en cualquier caso dependerá de la voluntad del Congreso. No será barato. Desde finales de los años ochenta, Washington se ha gastado cerca de 300.000 millones en sus sistemas antimisile­s.

Los planes galácticos concebidos a finales de la guerra fría nunca llegaron a tomar cuerpo. Y el actual sistema estadounid­ense es relativame­nte sencillo. El país dispone de varios intercepto­res instalados en Alaska y California que despegan desde tierra y destruyen los misiles de ataque durante su trayectori­a. Pero es un sistema que no siempre funciona. De la decena de ensayos realizados desde el 2004, solo cinco cumplieron su objetivo, la última vez en 2017.

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