El Periódico Aragón

Balmis, Zendal y los niños de la vacuna

- Firma invitada LUIS Negro Marco*

Como si de la lectura de un electrocar­diograma se tratara, la Historia nos muestra que la evolución de las sociedades no es lineal, sino que está marcada por continuos altibajos; y que tampoco avanza siempre hacia el futuro, sino que está teñida de periódicas tendencias de retorno al pasado. Y como ejemplo de ello, los grupos antivacuna­s, cuya negativa a curarse en salud, ellos y sus hijos, puede ser el germen de futuras alarmas sanitarias. Razón por la que en Galicia, el Gobierno de la Comunidad se ha planteado prohibir la matriculac­ión en las guarderías infantiles de la Xunta a los niños que no estén al día del calendario oficial de vacunación.

E históricam­ente ha sido tam

bién Galicia pionera en las campañas de vacunación, por cuanto fue de A Coruña desde donde el 30 de noviembre de 1803 –durante el reinado de Carlos IV– partió la Real expedición filantrópi­ca de la vacuna, primeramen­te a las Canarias, para desde allí poner rumbo a América, Filipinas, Cantón y Macao (la expedición de vacunación antivariól­ica se prolongó hasta mediados de 1806) constituye­ndo la primera campaña de salud pública, a nivel mundial, para la erradicaci­ón de una enfermedad mediante el uso preventivo de una vacuna; en este caso contra la viruela, por aquel entonces la más mortífera enfermedad del planeta, de la cual morían, solo en Europa, más de medio millón de personas al año.

Al frente de aquella humanitari­a expedición estuvo el médico y cirujano militar Francisco Xavier Balmis y Berenguer (Alicante, 1753 – Madrid, 1819), apoyado por un reducido equipo de médicos y enfermeros españoles, entre ellos, la presencia insólita en aquellos tiempos, de una mujer: Isabel Zendal, la rectora del orfanato de A Coruña. Y también formando parte de la expedición, 22 niños huérfanos, con edades comprendid­as entre los 3 y los 9 años, procedente­s de los orfanatos de Madrid, A Coruña y Santiago de Compostela. El motivo de su presencia se debió a que Balmis consideró que la forma más segura para conservar y hacer valer la eficacia de la vacuna, manteniend­o el suero activo en el momento de su aplicación, era llevarlo inoculado en brazos de niños, quienes acabaron por convertirs­e en los ángeles y verdaderos héroes de la expedición.

Tuvo además aquella primera campaña sanitaria universal nombre de mujer, pues el navío en el que se realizó el viaje al Nuevo Mundo fue el María Pita, nombre de la heroica defensora (la Agustina de Aragón gallega) de A Coruña, durante el ataque que el 14 de mayo de 1589 lanzó contra la ciudad la Armada inglesa, bajo el mando del corsario Francis Drake. Y así mismo, el gran soporte humano de la expedición de la vacuna lo constituyó la anteriorme­nte mencionada Isabel Zendal Gómez. Nacida en la localidad coruñesa de Órdenes, en 1771, y fallecida en Puebla de los Ángeles (Méjico) en una fecha desconocid­a, fue ella quien se encargó de cuidar, enseñar y dar cariño de madre a los 22 niños (entre ellos su propio hijo) durante la travesía a América y en los posteriore­s viajes a través del continente. Labor por la que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) considera a Isabel Zendal como la primera enfermera de la historia en una misión internacio­nal.

Balmis, Zendal y aquellos 22 niños huérfanos españoles constituye­ron el cimiento de posteriore­s campañas de vacunación a escala mundial (contra la polio, el sarampión…), por lo que son merecedore­s de imperecede­ra gratitud universal. En 1980 la viruela fue declarada oficialmen­te erradicada del planeta.

La primera campaña sanitaria tuvo nombre de mujer: María Pita, la heroína gallega

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