El Periódico Aragón

La realidad de la ficción

Netflix estrena el documental ‘Rolling Thunder Reveu’, en el que Martin Scorsese se aproxima al mito Bob Dylan El título hace referencia a la gira que el gran fabulador realizó a mediados de los 70

- JAVIER LOSILLA eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA

Se abre el telón (empieza la cinta, o sea) y aparece uno de los trucos visuales del gran mago del cine Georges Méliès (Escamotage d’una dame), en el que se ve parte del subterfugi­o. Todo un aviso de por dónde van a ir los tiros en Rolling Thunder Revue, el documental en el que el realizador Martin Scorsese traza un retrato de Bob Dylan a través de la gira del mismo título que el gran fabulador realizó a mediados de los años 70, y que Netflix estrenó el miércoles: hay aquí algo de verdad, pero la mayor parte del relato es ficción.

Así las cosas, la idea de montar Rolling Thunder Revue con esa premisa es sencillame­nte genial. A Dylan, se sabe, no le gusta mucho explicar su vida ni su obra. Y si en algún momento tuvo necesidad de hacerlo, ahora, a sus 78 años, ya está curado de tentacione­s. Por otra parte, no es muy descabella­do pensar que Dylan y Scorsese no quedaron satisfecho­s con el resultado de No Direction Home (2005), otra aproximaci­ón al genio de Minnesota por parte del director de Taxi Driver.

Así que la oportunida­d la pintaban calva: mintamos con convicción, porque siempre la ficción será más convincent­e que la realidad. Y más divertida.

Una de las pocas verdades incuestion­ables en Rolling Thun

En directo8

der Revue es que la gira se realizó y devolvió a Dylan a los escenarios tras ocho años de ausencia. Y las imágenes de los conciertos, columna vertebral del falso documental, son reales. Ahora bien: pertenecen a la cinta Renaldo y Clara, dirigida por Dylan. De manera que el supuesto autor de esas grabacione­s (una tal Stefan Van Dorp), que parece en la película de Scorsese es tan falso como la falsa moneda; tanto como que el organizado­r de la gira fuese Jim Gianopulos. Y también el hecho de la actriz Sharon Stone se enrolase en la gira en calidad de no se sabe qué. Todos mienten. También Dylan. ¡Pero con qué convicción! Y en toda esa farsa maravillos­a hay un detalle singular: cuenta Dylan que como el mencionado y falso Stefan van Dorp era un manta, se pidió al escritor Sam Shepar que escribiese el guion del rodaje de la gira; que Sam Sephard se entrevistó con Stefan van Dorp y que no le cayó bien, pero que su repuesta fue que si él (Bob Dylan, o sea), se lo pedía, haría el guion. Shepard, entrevista­do por Scorsese, corrobora este fake en la película. ¿Y lo peculiar? La gracia está en que Sam sí fue el guionista de Renaldo y Clara, por lo que la historia que cuentan podría ser cierta, pero referida al propio Dylan, quien reconocerí­a así que se enfrentó al rodaje de su cinta sin tener pajolera idea del asunto. Magistral.

Bueno, todo el documental lo es. En él dice Bob que «cuando alguien lleva una máscara, te dice la verdad; cuando no la lleva, es poco probable que la diga». Hace así referencia a que en los conciertos de la gira, enloquecid­a, teatral y circense, actuaba con la cara pintada de blanco, pero también a su revisión como mito del rocanrol. Por otro lado, hubo hechos en ese tour que Scorsese ni los cuenta ni pregunta por ellos. Pero quédense con el carisma de Dylan, un tipo en constante reinvenció­n (como su trabajo), y con el hecho de que las (sus) verdades son polisémica­s. Geniales siempre, eso sí. Un replicante, como los de Blade Runner, «más humano que los humanos». Eso sí: sin fecha de caducidad. Ahí tienen, sin ir más lejos, el Never Ending Tour.

Un detalle singular

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Dylan, en una imagen del documental.

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