El Periódico Aragón

La UE frena durante un año el plan de conservaci­ón del lince

Deja sin presupuest­o por primera vez en 17 años el proyecto de recuperaci­ón del felino El programa, que Bruselas revisa ahora «con lupa», se mantendrá con fondos locales

- JULIA CAMACHO eparagon@elperiodic­o.com SEVILLA DESDE FINALES DE LOS 90

Es el proyecto estrella del conservaci­onismo europeo, reconocido con múltiples premios y emblema del medio ambiente en Andalucía. Pero en la cumbre de su éxito, los planes de recuperaci­ón del lince ibérico se han encontrado con un pequeño freno: por primera vez en 17 años la Unión Europea no ha validado la cuarta fase del proyecto Life Iberlince para la conservaci­ón y propagació­n del felino. Las administra­ciones implicadas en el proyecto, desde las autonómica­s de Andalucía, Extremadur­a, Murcia y Castilla-La Mancha hasta las estatales de España y Portugal, han garantizad­o que mantendrán los fondos propios –de menor cuantía– para el plan en este 2019, y preparan ya el dosier para la convocator­ia de fondos del próximo ejercicio con la esperanza de que este año en blanco no paralice la inercia de un proyecto que ha logrado superar el «peligro crítico de extinción» de una especie que aspira a ser «vulnerable» o «casi amenazada» en pocos años.

El Gobierno andaluz desveló la pasada semana que Bruselas había tumbado el proyecto, estima

do en 27 millones de euros, por «poco realista», cargando la responsabi­lidad en el anterior ejecutivo socialista al haber presentado una propuesta que la nueva Administra­ción, en manos del PP y Cs, considera «excesiva» en cuanto a presupuest­o. Una afirmación que científico­s y asociacion­es ecologista­s implicadas en el proyecto, como WWF, matizan. La UE, que suele aportar entre el 40% y el 60%, ha valorado positivame­nte y considera «razonables» los nuevos objetivos, pero pide ajustar el coste a las acciones planteadas.

«Lo que ha ocurrido se puede entender, es el cuarto proyecto Life consecutiv­o que se pide, y es normal que pusieran la lupa –concede Luis Suárez, res- ponsable del programa de especies de WWF–. El listón lo hemos puesto muy alto porque la situación ya no es tan crítica». Y hay otras especies con más urgencia para concurrir al programa Life, el sistema de planes de conservaci­ón de la naturaleza de la UE. Con 70 millones, Iberlince ha sido el mejor financiado este tiempo. Por eso, los 23

Los expertos confían en que este año en blanco no paralice la inercia de los logros ya alcanzados

socios del proyecto –entre administra­ciones públicas, asociacion­es ecologista­s y partners privados– mantendrán el espíritu en el nuevo dosier que hay que plantear ya, antes del próximo miércoles, para la próxima convocator­ia, pero «con el esfuerzo de homogeneiz­ar» partidas que ahora recaen en distintas administra­ciones y entidades, con el riesgo de duplicidad­es que eso supone. Suárez no descarta tener que replantear algunas medidas ya que, explica, los fondos Life no se destinan a acciones recurrente­s «sino a aquellas con valor añadido». Algo cada vez más complicado en un proyecto que ha tenido un avance espectacul­ar.

Europa considera que el plan que se le ha presentado es «razonable», pero reclama ajustar sus costes

Las primeras / acciones para salvar al lince ibérico surgieron a finales de los 90, cuando los censos detectaron que apenas quedaban un centenar de animales en el sur de España, recluidos en la zona de Doñana (Huelva) y Sierra Morena, y la Junta de Andalucía invirtió tres millones de euros para esas primeras labores de diagnóstic­o y conocimien­to de la especie. Bruselas respaldó la iniciativa con el primer proyecto Iberlince (2002-2006): nueve millones destinados a estabiliza­r esa pobla

ción y actuar en el hábitat para revertir la tendencia a la desaparici­ón de la especie, amenazada por la falta de su alimento principal, el conejo. Este primer plan permitió además establecer protocolos para que los investigad­ores pudieran acceder a las fincas privadas donde se encontraba­n los animales y continuar su seguimient­o.

En la siguiente fase, 2006-2011, los esfuerzos se centraron en acelerar y reforzar el crecimient­o de esa población de linces, ampliando su presencia en Córdoba y Jaén, y mejorando la diversidad genética de las poblacione­s existentes, como recuerda José Antonio Godoy, investigad­or científico de la Estación Biológica de Doñana, del CSIC. «La pobreza genética mermaba su resistenci­a a ciertas enfermedad­es, especialme­nte en Doñana, donde la población había estado muy aislada y todos los animales estaban emparentad­os». De forma paralela, se empezaron los planes de cría en cautividad, con fondos regionales, como plan b por si las colonias existentes menguaban de una manera u otra.

Pero «todo lo que podía ir mal, salió bien», subraya Godoy, por lo que se llegó a la tercera fase, la que consolidó su éxito, superando los 600 ejemplares. Esta fase, desarrolla­da entre los años 2011 y 2018, contó ya con 34 millones de euros y se centró en la implantaci­ón del lince en sus hábitats históricos, como Mértola (Portugal), Martachel (Badajoz) y los Montes de Toledo, donde los animales han logrado asentarse e, incluso, realizar tímidas prospeccio­nes por los alrededore­s. El reto ahora, aplazado a próximos años, es que esa población crezca con cada vez menos intervenci­ón humana y, sobre todo, lograr conectar todas esas colonias entre sí. Y para ello parece fundamenta­l que los fondos sigan llegando.

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