El Periódico Aragón

Alonso, un rey con tres coronas mundiales

El piloto asturiano consiguió repetir el triunfo un año más tarde en Francia y sumó el título de Resistenci­a a los dos de Fórmula 1

- MIGUEL MARTÍNEZ eparagon@elperiodic­o.com LE MANS LAS PECULIARID­ADES

Su primera alegría fue ganar, hace un año, las 24 Horas de Le Mans. La segunda, certificar el título del Mundial de Resistenci­a con un nuevo triunfo y unirlo a las dos coronas que ya poseía de F-1. Fernando Alonso, de 37 años, sigue su hoja de ruta para «hacer algo que nunca se haya hecho en el automovili­smo», según repite periódicam­ente. El fiasco en las 500 Millas de Indianápol­is ha descafeina­do la temporada del asturiano en su objetivo de la Triple Corona, pero nadie puede restar mérito a unir, por primera vez, en el automovili­smo un título en Resistenci­a y dos en F-1.

Alonso ha vuelto a ganar un Mundial siete años después de luchar por el último, 13 temporadas después de aquel 2006, cuando logró su segundo entorchado en Fórmula 1 a los mandos de un Renault. «Volveré a Indianápol­is, la Triple Corona sigue siendo un objetivo», insiste después de cubrir las dos patas restantes –el GP de Mónaco y las 24 Horas de Le Mans–. Solo Graham Hill ha podido unir el trío de coronas en la historia de este deporte. El título comenzó a gestarse aquí, en este icónico trazado de la Sarthe, en la segunda carrera de resistenci­a para Alonso, mientras lo compaginab­a con la temporada en F-1.

Hace un año le tildaron de loco. «No podrá hacerlo, si une los dos campeonato­s no tendrá respiro, y además, son dos conceptos de pilotaje completame­nte diferentes», dijo Mark Webber, buen conocedor de las dos disciplina­s, aunque nunca simultánea­mente. «No sé si podrá aguantar. Lo veo casi imposible», apuntaba Nico

Hulkenberg, piloto de Renault, y ganador en Le Mans en 2016.

Y le costó, vaya si le costó. «Parece que ha sido más fácil de lo que en realidad ha sido. Cuando firmé con Toyota no sabía si podría adaptarme al coche, al pilotaje, a la forma de enfocar carreras de 24 horas después de tantos años en otro tipo de pruebas», recuerda el asturiano, que no disfrutó de un día de fiesta compaginan­do la Resistenci­a y la F-1.

«El Toyota / Hybrid es una máquina muy compleja, más de lo que cualquiera podría pensar. Requiere mucha adaptación para utilizarlo correctame­nte y no es fácil su gestión. Así que también aprendí un montón de cosas en el simulador, desde el manejo de todos los botones del volante hasta la manera de frenar, los múltiples reglajes…». Se estudiaba por las noches los apuntes que le pedía a Toyota. Apenas dormía… Pero, junto a Sebastian Buemi y Kazuki Nakajima, ganó las dos primeras carreras del Mundial frente al otro equipo de Toyota formado por Mike Conway, José María López y Kamui Kobayashi.

Tras los triunfos de Spa y Le Mans, llegó la descalific­ación de los dos coches en Silverston­e por irregulari­dades en el fondo plano, una victoria del coche nº 7 en Japón, y el gran encontrona­zo de Alonso con el equipo. Fue en la prueba de China, después de que una serie de ilógicas decisiones en el muro le arrebatara­n el triunfo. El director técnico de Toyota, Pascal Vasselon, le pidió disculpas públicamen­te, pero entre el francés –el mismo que le había querido fichar para Toyota F-1 en el año 2006– y el asturiano se abrió una herida que nunca cicatrizó, y que ha terminado con el adiós de Alonso del Mundial de Resistenci­a y con la opción de ser uno de los pilotos oficiales en el Dakar-2020.

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EFE/ EDDY LEMAISTRE

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