“Esto hace tiempo que se veía venir”
La rescisión del contrato del hospital de Alcañiz ha caído como un jarro de agua fría entre los pacientes del Bajo Aragón, pero también entre los trabajadores. Muchos de ellos mostraban ayer su «indignación y enfado» en medio de una sensación de «resignación» al sentir que la historia se volvía a repetir.
«Esto se venía venir. Cuando se inició el proyecto ya hacía aguas porque el dinero no era suficiente o al menos no lo veíamos potente como para acabar con la obra», indicó ayer a este diario Marta Alqúezar, trabajadora del hospital, miembro de la Junta de Personal del centro y delegada de CSIF. «Los primeros meses se avanzó, se veían camiones y movimiento, pero luego ya todo se calmó. Sentimos mucha rabia y un enfado que tristemente era esperado», añadió. La Junta de Personal tiene prevista hoy una reunión en la que se abordará la situación del hospital.
«La sensación de todos es que se utilizó Alcañiz de manera electoralista y es una pena. El hospital era algo indispensable para la DGA en su campaña», indicó la sanitaria. La actual situación genera incertidumbre entre los trabajadores del Salud en Alcañiz, quienes ya no se muestran confiados en que la obra esté terminada esta legislatura. «En los pasillos lo que se escucha, con cierta ironía por la rabia, es que hasta el 2030 no habrá hospital, lo que conllevará otra vez más elecciones», dijo. Los trabajadores no culpan a la dirección actual «que padecen las consecuencias como otro más», pero sí consideran que la responsabilidad recae en la DGA. «Hay desilusión porque creíamos que estábamos cerca de poner fin a las camas cruzadas, íbamos a tener uci y unas instalaciones en condiciones», reiteró.