Juan
Bolea
En su momento, la decisión de de colaborar con la Justicia italiana, con el juez más concretamente, sacudió los cimientos de la Mafia. Una denominación que el propio Buscetta rechazaba, prefiriendo denominar Cosa Nostra a la organización a la que había pertenecido desde adolescente, y a la que serviría como soldado en aquellas misiones o guerras que sus capos le encomendaron, incluyendo al menos un homicidio, por el que sería condenado. Sus revelaciones sacudirían de tal modo Sicilia que acabaron por salpicar a la política romana y al propio Gobierno italiano (llegando a estar implicado el mismísimo
El destino de los protagonistas fue trágico en el caso del juez Falcone, asesinado en Palermo, en 1992, en un atentado sellado por la misma organización a la que había estado a punto de derrotar. Buscetta, por su parte, pasaría sus últimos años en distintos puntos de Estados Unidos, como testigo protegido. Moriría en Miami, en la cama, como era su deseo, su sueño.
Tomasso Buscetta Marco Bellochio Falcone, Andreotti).
acaba de dirigir una excelente película, El traidor, en la que se recupera toda aquella extraordinaria historia.
Sólidamente filmada, con un ritmo lento y solemne que recuerda aquel dicho de que la Cosa Nostra nunca tiene prisa, sabe esperar, nos va adentrando en la personalidad de Buscetta y en los motivos que le llevaron a colaborar con Falcone para delatar a sus antiguos camaradas de armas. A los corleoneses, sobre todo, y a
capo di capi siciliano con quien Buscetta acabó en guerra abierta al sentirse traicionado en sus principios como hombre de honor y comprobar en Riina un desmedido afán de poder y la inclinación a la violencia gratuita. Aquellos juicios, con los capos enjaulados frente al tribunal y Buscetta acusándoles de asesinatos y extorsiones, y de haber convertido Palermo en la capital de la heroína, dieron la vuelta al mundo.
Un retrato realista y ajustado, asombroso y repugnante, de aquellos hombres de honor que acumularon fabulosas riquezas con ejércitos en la sombra, que corrompieron a media Italia y trasladaron la Cosa Nostra, a Estados Unidos, el nuevo paraíso de la Mafia.
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Bellocchio filma la historia del delator que reveló los nombres de la Mafia
Totò Riina,