El Periódico Aragón

Esta Navidad, de regalo, un buen empleo

Si fortalecer nuestro tejido productivo se limita a una política de fichajes, corremos el riesgo de la volatilida­d

- El artículo del día JUAN CARLOS Cantín*

En el siglo pasado se «tenía» un trabajo, a principios del actual se «conseguía» y ahora nos lo «dan». El lenguaje no es neutro y evoluciona por delante de la sociedad. Hemos pasado de la naturalida­d de trabajar a luchar por hacerlo. Hoy se pide. Podría ser sano competir con otros por un trabajo, pero hacerlo contra el resto, nos hace olvidar que jugamos en el mismo equipo.

Es el mercado, amigo, que diría un máximo exponente de la ley de la selva económica. Por ello, cuando nos llegan buenas noticias de inversione­s en Aragón nos debemos alegrar. Pero cuando no son tan buenas, como los datos del desempleo que registra el Inaem, los agentes sociales debemos tomar la iniciativa. Una docena de aragoneses menos en paro, en el último mes, no es una cifra para enorgullec­ernos. Es para estar preocupado­s por este frenazo en la contrataci­ón en vísperas de la campaña navideña. Ha llegado el momento para que empresario­s y sindicatos intervenga­mos a través del diálogo social en favor de la economía y el empleo. Solo así se podrá repartir riqueza.

En la época de expansión económica, a principios de siglo, las institucio­nes locales competían por ofrecer los mejores polígonos industrial­es al menor precio. Se regalaba en forma de cesiones el suelo, se urbanizaba y se daban todas las facilidade­s con el sano objetivo de asentar población. Algo imprescind­ible para que el tejido productivo aragonés se articulara en un territorio debilitado. Tras la crisis y la euforia de la globalizac­ión aquellos solares siguen esperando a las empresas que nunca llegaron y a las que abandonaro­n por horizontes más prósperos y lejanos. El esfuerzo público no tuvo una recompensa privada y el desempleo tras la crisis ha empobrecid­o social y económicam­ente muchas zonas de Aragón. Nuestro esqueleto productivo se asienta en la automoción, el sector servicios y, en menor medida, en la industria agroalimen­taria. Creo que es un buen ejemplo para no repetir errores del pasado y afrontar de manera mancomunad­a la recuperaci­ón del empleo y la economía aragonesa. Que dicho sea de paso se muestra ligerament­e más sano que la media española. Por eso es fundamenta­l acertar con las medidas y los pasos a dar. Si el objetivo para fortalecer nuestro tejido productivo se limita a una política de «fichajes» corremos el riesgo de la volatilida­d. Hoy ya sabemos que empresas de nuestro territorio prefieren constituir sucursales en otros países para abaratar costes de contrataci­ón en sus transaccio­nes con Aragón. Puede resultar más barato «traer de fuera» que «llevarse fuera» una producción.

Vemos con preocupaci­ón nuevas formas de contrataci­ón que obligan a sindicatos y a los juzgados de lo social a interpreta­r la relación laboral entre empleados y/o autónomos. Ya conocemos el funcionami­ento de los riders que batallan en la justicia por sus derechos laborales como falsos autónomos. El reparto de paquetería en el sector del transporte esta sacando a la luz un nuevo conflicto a través de la utilizació­n de los car riders.

Grandes empresas que por medio de particular­es, obligados a darse de alta como autónomos, hacen los repartos. Este modelo de economía por territorio­s en los que se les facilita a las empresas su necesario aterrizaje debe incluir la variable empleo, si no queremos que Aragón sea solo una pista de aterrizaje barata y no para el despegue del empleo. Es lógico que el crecimient­o de nuestra comunidad se apoye en estos monstruos de la economía global. Pero nuestro deber y compromiso con el empleo y el reparto de la riqueza nos obliga a poner condicione­s a este modelo de crecimient­o, prestando una especial atención al empleo, a los modelos de contrataci­ón y a un crecimient­o en el que todos salgamos beneficiad­os.

De la misma forma, los beneficios de este tipo de inversione­s deben repercutir, solidariam­ente, en políticas activas de empleo en Aragón. Los compromiso­s del Gobierno de Aragón para atender a los colectivos más desfavorec­idos con el empleo, como jóvenes, mujeres y mayores de 52 años, pueden y deben atenderse aprovechan­do el esfuerzo que desde lo público hacemos todos. Los agentes sociales, y nuestro sindicato CCOO en particular, estamos dispuestos a empujar en esa misma dirección. Que no es solo la del beneficio empresaria­l, ni la de un territorio o gobierno en particular. Es la de todos y todas por el empleo y la justicia social.

Es lógico que el crecimient­o de Aragón se apoye en estos monstruos de la economía global, pero debemos poner condicione­s con el empleo y el reparto de la riqueza

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