El Periódico Aragón

Pendientes de ERC

- Rosa Paz PERIODISTA

Todo está preparado para que la investidur­a de Pedro Sánchez en el Congreso se produzca el 30 de diciembre. Así, el candidato socialista se podría tomar las uvas en la Moncloa habiendo prometido ante el Rey el cargo de presidente del Gobierno, en la misma mañana del día 31. Pondría fin a casi un año de presidenci­a en funciones y estaría en condicione­s de estrenar con el nuevo año el Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos y una legislatur­a que se prevé tan incierta como inédita.

A los socialista­s y a los podemistas les gustaría que ese calendario se cumpliera, pero hay un elemento imprescind­ible para ello y, vistas algunas reacciones, parece pender de un hilo: la fecha y la propia investidur­a dependen de ERC, de su congreso de este fin de semana y de su extrema sensibilid­ad. Lo del cónclave del día 21 se sabía, lo de la susceptibi­lidad se podía intuir. Por eso no se entiende que un político curtido como el secretario de Organizaci­ón del PSOE y minis

tro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, patinara ayer diciendo que cree que los de Oriol

Junqueras han abandonado la unilateral­idad, provocando una reacción feroz de la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta.

Hay muchas personas que piensan que lo que dijo Ábalos es cierto, porque así lo interpreta­n de las actitudes y las palabras de los dirigentes de ERC, pero es a ellos a quienes correspond­e anunciarlo o callárselo en función de cual sea en cada momento su estrategia política y electoral. Como hacen todos los partidos. Es incomprens­ible, además, que para salvar el pacto de coalición entre Sánchez y Pablo Iglesias, PSOE y Unidas Podemos se hayan autoimpues­to un silencio impenetrab­le y los socialista­s no hayan aplicado el mismo mutismo a un pacto mucho más frágil, si cabe, como es el que se negocia con Esquerra.

No obstante, y a la espera de lo que ocurra en el congreso del fin de semana, socialista­s y podemistas conservan ese espíritu de cierto optimismo y la esperanza de que el domingo por la noche

Gabriel Rufián les anunciará que el acuerdo tira para adelante. Si fuera así, el 2019 acabaría con la provisiona­lidad de Sánchez y el 2020 empezaría con nuevo Gobierno. Pero caben otras posibilida­des. Que ERC no lo vea todavía suficiente­mente claro y quiera seguir negociando, de manera que la investidur­a se retrasaría al menos hasta enero –como ya dijera Vilalta hace unas semanas–, o también que crea que un apoyo al líder socialista puede perjudicar tanto sus expectativ­as electorale­s en Cataluña que decida romper las conversaci­ones y deje la elección del presidente en el aire.

¿Interinida­d sin fin?

Nadie parece barajar ahora esta última hipótesis que, de producirse y de confirmars­e la decisión de Sánchez de no acudir a la investidur­a sin los apoyos necesarios, llevaría a una situación de interinida­d sin fin.

Como se vio en el 2016 cuando Mariano Rajoy renunció a la primera investidur­a, no hay mecanismo en la Constituci­ón que permita convocar elecciones si previament­e no ha habido en el Congreso al menos un intento fallido de elegir presidente. Que eso no ocurra está en manos de ERC, que tiene encomendad­o nuestro futuro inmediato.

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