Los ecologistas amplían el frente en defensa del dormidero de alimoches
AMENAZA A LA BIODIVERSIDAD EN LA SIERRA DE LUNA La paralización del parque eólico se ha pedido en Bruselas y ante el Justicia
El mayor dormidero de alimoches del valle del Ebro está amenazado por la construcción de un parque eólico en la sierra de Luna, según las denuncias reiteradas de varias organizaciones ecologistas que lamentan que el Gobierno de Aragón no está escuchando sus alegaciones y anuncian que han elevado sus exigencias de paralización de la infraestructuras tanto a la Comisión Europea como al Justicia. En ambos casos la argumentación ha sido admitida a trámite.
«A pesar del riego evidente para la biodiversidad las obras de estas torres siguen adelante y ya se pueden apreciar las plataformas que sostendrán el fuste de los molinos», detallan los responsables de Amigos de la Tierra y Ansar. Para lograr el apoyo popular contra este parque eólico también han puesto en marcha una recogida de firmas a través de Change.org que ya ha logrado más de 600 adhesiones.
La instalación de Monlora II se encuentra en una zona que acoge el que se considera el mayor dormidero de rapaces del valle del Ebro, acoge cada día a casi un centenar de alimoches de Aragón y Navarra y entre quince y veinte ejemplares de buitre leonado. De hecho, los científicos de la estación biológica de Doñana del CSIC se encargan de controlar desde hace 15 años la evolución de su población de alimoches. Es una especie catalogada tanto en Aragón (desde 1995) como en España (en el 2011) ya que sus poblaciones cayeron bruscamente hace un par de décadas y continúan en declive.
Ante la falta de respuesta / del Gobierno de Aragón las entidades ecologistas no descartan recurrir a la vía judicial si fuera necesario, Además, están valorando realizar una protesta en la puerta del Ejecutivo. «Los animales están muriendo por la proliferación de parques eólicos, esto es una realidad», explican.
Las entidades creen que se está favoreciendo «una burbuja especulativa» con este tipo de energías y advierten que no se está tratando su impacto «de una forma seria».
La instalación que piden paralizar cuenta con una resolución positiva del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga), una realidad que los ecologistas creen «sorprendente» por la protección a la biodiversidad con la que cuenta la zona.
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