Zozulya: «No soy nazi ni racista. Ser patriota no es delito»
El futbolista se defiende tras la suspensión de un partido porque la grada le llamó nazi
Después de que la polémica con Roman Zozulya explotara el fin de semana con la suspensión del Rayo-Albacete, el futbolista compareció en rueda de prensa para defenderse de los ataque de la afición madrileña que motivaron una medida sin precedentes en el fútbol español. «Yo, Roman Zozulya, no quiero en mi equipo o en mi estadio gente con ideas políticas que defiendan la violencia o el racismo. No soy nazi», empezó diciendo Zozulya, en castellano, en la sala de prensa del Carlos Belmonte.
«Primero me llamaron fascista, luego nazi y hace poco ya racista. Como todos sabéis, mi mejor amigo es Bela (ex jugador franco-congoleño del Albacete) y me da igual el color o la nacionalidad que tenga. La persona que me acusó de ser fascista, me acusó de tener tatuajes en mi cuerpo, pero es mentira», dijo el futbolista ucraniano, que también anunció acciones legales «contra los que me llaman racista, estoy cansado», aseguró.
Entre sus explicaciones, el futbolista trató de poner algo de contexto en la guerra que sufre Ucrania y en la que él está muy involucrado con un fondo del que es fundador: «Cuando empezó la guerra en mi país no teníamos ejército. Nuestro fondo jamás compró armas ni utensilios para el combate, solo ambulancias, comida, ropa y equipamiento para salvar vidas. Considero que ayudar a mi propio país y ser patriota no es ningún delito», explicó.
Las / acusaciones de extremismo sobre Zozulya tienen una buena base en unas imágenes del jugador con armas: «Son fotos para apoyar a mi ejército, como una persona pública, son héroes en mi país», defendió.
Otras con simbología nazi, sobre todo una tras un partido de baloncesto en Ucrania en la que señala un marcador con el 14-88, números considerados propios por un sector de la ideología nazi: «Fue un campeonato voluntario benéfico, con mucha prensa. Jugamos seis equipos durante tres horas, dos minutos cada partido, y el marcador no se apagaba entre partidos. Al terminar me fijé que la diferencia había sido muy grande, me llamó la atención y por eso hice las fotos. Al viajar a España me dijeron que estos números tenían un significado, pero aún sigo sin entenderlo. Estoy seguro de que el 95 por ciento de la gente en el mundo no sabe que el 14 o el 88 tienen ese significado», relató el futbolista, internacional con Ucrania en 33 ocasiones. «He recibido el apoyo de presidente de mi país. ¿Algún presidente apoyaría a un nazi?», argumentó Zozulya en medio de una amplia defensa ya en ucraniano.
Los problemas de Zozulya en España parten de su fichaje por el Rayo, un episodio que relató en su comparecencia: «Cuando yo firmé el contrato del equipo, asistí a su sede y ellos insistieron en que no querían que jugara allí porque yo era fascista. Esa fue la primera vez que me llamaron fascista. Me dijeron que es porque yo ayudo al ejército de mi país y ellos ayudan a otro ejército (en referencia a los rusos). Seis personas de su afición están combatiendo en el otro bando».
☰ y restringido. Por ello, el aprendizaje es muy enriquecedor para mí», asiente el entrenador que también aprovecha para disfrutar conociendo otros lugares, «aprender otras culturas, practicar idiomas, y aportarles una mejora a nivel social y deportivo son los objetivos que quiero cumplir en este curso».
En el proyecto colaboran el capitán de la selección de Bangladesh Jamal Vhuiya, el futbolista profesional peruano Gregory Farfán, el mediocentro colombiano Deiner Córdoba o el periodista boliviano Alejandro Zambrana. «A nivel social considero importante involucrame en países donde no tienen las mismas oportunidades y en la parte personal es muy gratificante convivir con otras culturas y poner en común las conductas y particularidades que tenemos que son muchas», asegura el entrenador zaragozano. El fútbol se abre camino en los lugares más inhóspitos y da oportunidades a los que más les hacen falta. En el intercambio está la riqueza porque ya se sabe que, en cuestión de culturas, en lo puro no hay futuro y la pureza está en la mezcla.
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