El Periódico Aragón

Felicidad sin gol

El Real Madrid transmite buenas sensacione­s pero continúa sin resolver la falta de efectivida­d rematadora

- ALEJANDRO GARCÍA eparagon@elperiodic­o.com MADRID

Como el ejército que gana una batalla para invadir tierra quemada, Madrid amaneció con cierto desazón ante la oportunida­d perdida en el Clásico. Aún perduraban las quejas por lo que se considera, desde el club hasta la afición, una mala aplicación del videoarbit­raje en las dos jugadas de Varane. Y también con el reconocimi­ento del buen juego de los de Zidane. Pero fue una conquista sin recompensa.

Nada puede tapar que el único impediment­o del Madrid para ganar en el Camp Nou fue la falta de gol. En ningún caso es un problema de juego (Zidane ha armado un equipo sólido y competitiv­o) ni tampoco una falta de acierto momentánea en el remate. El problema del nuevo Madrid de Zidane va más encaminado a una ausencia flagrante de jugadores de remate, a la carencia de un complement­o para Karim Benzema, el vacío de goles que tiene por defecto la plantilla blanca.

Mientras Cristiano Ronaldo reverdecía viejos laureles en Italia con un vuelo extraordin­ario a los 35 años para marcar un gol estratosfé­rico, el Madrid dominaba en el Camp Nou singrandes ocasiones.

Desde que se marchó el portugués del Madrid, la media de goles por partido va cayendo en picado de manera alarmante y sin remedio aparente. Entre los casi dos goles y medio que promedió el equipo en la peor marca con Cristiano Ronaldo, en su última temporada, y los menos de dos que promedia esta temporada está la diferencia entre un equipo que marcaba goles con muy poco esfuerzo y otro que tiene que hacer muchísimas cosas bien para marcar.

La reclamació­n de dos penaltis a Varane en balones aéreos, un cabezazo de Casemiro que sacó Piqué y un gol en fuera de juego anulado a Bale es poco bagaje ofensivo para el juego del Madrid en el Camp Nou. Al equipo de Zidane le cuesta una cantidad ingente de buen juego y trabajo conseguir un gol. Lo que antes era un argumento de crítica de equipo grande contra los blancos –«no hace nada y te mata», decían los técnicos rivales– se ha transforma­do ahora más en un clásico de los modestos: «Nos faltó el gol», dijo Zidane, tras las quejas de Butragueño, para poner voz al madridismo.

En la faceta de presión y contención, la ejecución del Madrid fue ejemplariz­ante, pero los elogios desde la prensa madrileña también se han extendido a un ataque que no fue capaz de culminar el buen trabajo colectivo del equipo con un gol que le diera los tres puntos.

Especialme­nte ensalzado fue el partido de Isco, pese a que estaba en el once para ejercer las funciones del lesionado Hazard: el juego entre líneas, el desborde y el último pase que tanto echó de menos el equipo. Dos taconazos en situacione­s poco naturales del juego fueron la aportación en el área rival del malagueño, otro integrante de la lista de centrocamp­istas madridista­s que no están capacitado­s para añadir una suma considerab­le de goles al casillero blanco. La baja de Hazard es la principal razón esgrimida en Madrid para explicar la carencia del equipo en el momento de cristaliza­r en ocasiones manifiesta­s de gol.

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JORDI COTRINA De Jong y Varane, tras un córner sobre el área azulgrana.
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