Entierro y descarrilamiento
La socialista Pilar Alegría y la bancada de la izquierda se fueron cuando Azcón la humilló al decirle que no tenía «ni idea» y le faltaba «personalidad»
El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, acababa la sesión plenaria de ayer con bronca, nuevamente, a propósito del tranvía. Un proyecto como el de la segunda línea que esta semana ha enterrado rescindiendo el contrato con las empresas que estaban redactando el anteproyecto derivó en un rifirrafe con la izquierda, en primera persona y derivando en que toda esta bancada, el PSOE con ZeC y PodemosEquo, abandora la sesión antes de tiempo. Un plante porque la portavoz socialista, Pilar Alegría, se sintió menospreciada por el conservador, que la humilló con ataques personales al decirle «usted lo que demuestra es no tener ni idea» o que «si tuviera un poco de personalidad propia no tendría los problemas que tiene».
Ni siquiera un debate político tan previsible como el del tranvía sí o no, puede acabar sin ataques personales. Aprovechando que el reglamento orgánico le permite al alcalde cerrar cualquier moción, Azcón acabó sin más público que el que le aplaude. «Está haciendo abuso de su intervención para llamarme ignorante. No se merece el puesto que está ocupando», le replicó ella a un primer edil que venía de decirle que «lo peor es que el PSOE en Zaragoza tenga que defender sus posiciones después de oír al señor Cubero», al que el Gobierno PPCs siempre señala como auténtico líder de la oposición. Y Alegría como una imitadora de sus mensajes. De ahí lo de la personalidad propia, porque «a la hora de defender sus posiciones tendría su propio discurso y no el que le crean». Y explotó la socialista.
Lejos de rebajar pulsaciones, o de apaciguar la sesión en estos instantes finales que casi siempre se les va de las manos últimamen
te, se pavoneaba mientras los ediles abandonaban el salón de plenos. «Estoy, no contento, encantado», exclamaba Azcón, porque, en su opinión, todos ellos quedaban así «retratados una vez más». «Esto es la democracia de la izquierda en esta ciudad. Un debate en el que no les gusta las cosas que se tienen que oír, cogen y se levantan». A continuación, PSOE, ZeC y Podemos-Equo exigieron una junta de portavoces extraordinaria, por esa «actitud déspota» de Azcón.
El enésimo descarrilamiento político llegaba al salón de plenos con la sesión casi terminada y en un cierre de debate a cargo de Azcón que ya se ha ganado el papel que la oposición le otorga: cuando la discusión no va del todo bien para sus intereses, enciende el micro y cuando le piden intervenir otros, se los apaga. Como le hacían también a él.
Así acababa una moción de urgencia sobre el entierro de la línea 2 del tranvía, «uno de los grandes errores» que tendrá, le advirtió Alegría, que da «una nueva bofetada a los barrios», remarcaba Pedro Santisteve, de ZeC, y que «tira a la basura por un motivo ideológico», remataba Fernando Rivarés, de Podemos-Equo.
«A mí también me gustaría un Ferrari, pero es que no me lo puedo pagar», resumía la responsable de Servicios Públicos, Natalia Chueca, para insisitir en que es inviable. El alcalde le enmendó diciendo que los estudios del contrato rescindido decían que habría que desembolsar «234 millones en dos años» o que el precio del tranvía «debía subir un 12%, a 0,90 euros».