El Liverpool lucha contra el maleficio ante el Flamengo
El fútbol inglés siempre ha tenido un extraño tipo de complejo de superioridad cuando se trata del Mundial de Clubs. Y viajar al otro lado del mundo para jugar dos partidos en diciembre, en el momento más cargado del calendario futbolístico, le suele dejar desorientado y los precedentes del Liverpool en el torneo son horribles, muy malos.
El Flamengo, rival de los reds en la final de hoy (18.30 horas), ya les venció por 3-0 en Tokio en la Copa Intercontinental de 1981, precursor del Mundial de Clubs. Tres años después, el Liverpool volvió a la capital japonesa para jugar su segunda final, esta vez contra Independiente. Y las cosas tampoco fueron como estaban planeadas. El Liverpool tuvo que esperar para jugar su tercera final mundialista hasta el nuevo milenio, en 2005, esta vez en Yokohama y ante el Sao Paulo brasileño. El equipo de Rafa Benítez andaba confiado, con un balance brillante en Anfield y aguantando diez partidos seguidos sin encajar un gol. Pero el partido fue un despropósito y otra derrota por 1-0.
Al Liverpool aún le falta el Mundial de Clubs en sus vitrinas y ahora Jürgen Klopp insiste en su deseo de ganar una competición que despierta poco interés en Inglaterra. Qué difícil pensar que el club más indomable de la Premier no pueda romper la maldición que le persigue.
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