Alibérico crece en Sabiñánigo tras invertir cinco millones de euros
El grupo instala una nueva línea de producción para llegar a otros sectores La fábrica confía en plantar cara al bache que sufre la industria del aluminio en Europa
Las fábricas europeas del sector del aluminio están viviendo un año complicado. Los bajos precios de la materia prima –están en mínimos de los dos últimos años y medio–, la llegada de competidores chinos debido a los aranceles de Trump y la propia desaceleración económica están lastrando los resultados de todas las plantas del viejo continente. La factoría que el grupo madrileño Alibérico tiene en Sabiñánigo no ha sido una excepción y también notará los efectos de este cóctel explosivo. De hecho, la planta, que en el 2018 facturó 47 millones de euros, cerrará este año con una cifra de negocio de 32.
Sin embargo, y a pesar de las dificultades de este ejercicio, la compañía sigue apostando por la localidad serrablesa, donde emplea a 104 personas. Así, Alibérico acaba de invertir cerca de cinco millones de euros en una nueva línea de producción que le va a permitir entrar en otros mercados. La planta, denominada Iberfoil Aragón y que fue adquirida en el 2014 por el grupo madrileño, fabrica hoja fina de aluminio para la industria farmacéutica o la alimentación (blíster de medicamentos o el envoltorio de los huevos Kinder, por ejemplo). Ahora, con la nueva máquina podrá elaborar un producto de mayor grosor destinado a la construcción. «Se utiliza en persianas de aluminio o en paneles para la edificación», explica a este diario el presidente de Alibérico, Clemente González Soler,
Para instalar la nueva línea, que estará operativa en abril del 2020, el grupo ha construido una planta de 4.000 metros cuadrados y ha derribado parte de los edificios de la antigua fundición.
Esta última inversión se suma a la que realizó entre 2016 y 2017, cuando destinó 15 millones de euros a triplicar la capacidad de producción de la factoría con el «mayor y más moderno» laminador en frío de bobinas de aluminio de España.
Con estos mimbres, la compañía madrileña confía en recuperar en el 2020 las cifras del 2018. «Aunque el mercado siga mal queremos movernos en el entorno de los 45-50 millones», destaca González Soler, que apunta que aspiran a pasar de las 10.000 toneladas de este año a las 13.000 en el 2020.
La fuerte caída de la facturación de este ejercicio, además de por la propia desaceleración, se explica sobre todo por la caída del precio del aluminio. «Al final, cuando vendes más barato tu cifra de negocio final también se reduce», explica el presidente de la compañía madrileña.
Además, / subraya que el aterrizaje de la competencia china también está mucho daño al sector. «Vendían mucho en EEUU, pero como ahora Trump les ha impuesto aranceles han venido a Europa, donde no están compitiendo en las mismas condiciones porque las ayudas a la exportación que les da el Gobierno chino les permite vender más barato», lamenta González, que pide competir con las mismas armas.
El año está siendo tan complicado en el sector que incluso gigantes de la industria como Hydro han tenido que cerrar plantas de producción.
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