Gomar
La presentación de los presupuestos en un ayuntamiento arrastra mucha burocracia y bastantes costumbres, como la celebración de las comisiones de área donde cada concejal explica, expone y vende las maravillas que pretende hacer en la ciudad de turno al resto de grupos municipales. Zaragoza va a avanzar a pasos agigantados y si se cumplen las promesas se convertirá en una capital puntera. Va a ser la bomba. Para conseguirlo dispone de 881,22 millones, un 6,4% más respecto al último presupuesto aprobado, en el 2018, de los que 71,4 van a parar a subvenciones, 345, 6 a servicios públicos, 49,3 a inversión y 60,8 a pagar a los bancos.
Ayer hubo cuatro comisiones en las que si algo dejaron claro sus responsables, Víctor Serrano (Urbanismo), Ángel Loren (Acción Social), Carmen Herrarte (Economía, Innovación y Empleo) y Patricia Cavero (Infraestructuras, Vivienda y Medio Ambiente), es que los presupuestos del 2020 que llevan el nombre de Jorge Azcón y el sudor y el
Sesión plenaria esfuerzo de María Navarro son «ordenados», «reales», que «atienden las necesidades de la ciudad», que «protegen a los ciudadanos», que «solventan los errores del pasado» y que van a «impulsar a la ciudad al futuro».
Estos son algunos de los calificativos que utilizaron siguiendo la técnica de repetir una idea para convertirla en real. Para evitar que los zaragozanos piquen está la oposición, PSOE, ZeC y Podemos, que ayer contrarrestó con que son una «copia» (en parte, claro) de los que en su día redactó ZeC, que el Gobierno «no ha inventado nada», que «repite proyectos» y con que son unas cuentas con «trampa».
centraron las críticas más duras contra PP-Cs