Objetivo cumplido
El Zaragoza sobrevive a las dificultades y alcanza el ecuador con opciones a todo
Nosotros, de momento, ahora, tenemos que sobrevivir y llegar a enero. Sumar la mayor cantidad de puntos que podamos y pelear por sobrevivir hasta acabar el año y, a partir de ahí, si podemos lanzarnos y dispararnos hacia arriba». La frase pertenece a Víctor Fernández y fue pronunciada a finales de noviembre, después de que el Zaragoza venciese a domicilio al Rayo Vallecano (0-1). La repitió en varias ocasiones para advertir del mérito de un equipo castigado por las numerosas adversidades y que había salido a flote contra viento y marea. «Este equipo, por las bajas, es muy distinto al que hicimos en verano, así que hay que ganar tiempo y recomponer piezas», reiteró el técnico.
Un mes después, el Zaragoza ha cumplido aquel objetivo. No solo ha sobrevivido sino que ha logrado mantenerse sano y salvo entre los mejores de la competición. Ni siquiera la derrota en El Alcoraz –en la que el Huesca fue superior aunque afrontó los últimos diez minutos con dos jugadores más sobre el campo debido a las expulsiones de Delmás y Guitián– emborrona una brillante hoja de servicios encabezada por la competitividad de una escuadra que ha rescatado la identidad y capaz de mirar a los ojos a cualquiera.
Quinto y a solo tres puntos de las posiciones de ascenso directo, el Zaragoza alcanza el ecuador de la competición en condiciones de luchar por todo. Y lo hace tras haber superado numerosos contratiempos incluso desde antes de que el balón comenzara a rodar. Algunos de ellos inverosímiles. Porque no es normal que un fichaje anunciado se descarte finalmente por un problema cardiaco como el sufrido por Etinof. Pero más extraño es todavía que uno de los pilares básicos del equipo y el jugador con la ficha más alta de la plantilla cause baja indefinida por la misma causa durante el primer tramo de la temporada. El serio problema de salud de Dwamena supuso en la entidad un mazazo severo «de los que pueden marcar una temporada», se llegó a decir desde el interior del vestuario blanquillo. Y el equipo acusó el varapalo y quedó sumido en una depresión que amenazó con llevarse por delante todas las ilusiones depositadas en una campaña marcada, precisamente, por la ilusionante continuidad de Víctor Fernández en el banquillo.
PRESENTES AUSENTES // Pero es que, además, el Zaragoza ha tenido que salir adelante sin varios jugadores clave. Algunos de ellos, incluso, considerados los mejores de la categoría en su puesto. Es el caso de Vigaray, que ha sufrido tres roturas musculares y que apenas ha podido disputar nueve de los 21 partidos disputados. O Cristian, que se rompió ante Las Palmas y volverá ante el Sporting tras dos meses de baja. O Atienza, el central de jerarquía reclamado por Víctor al que un esguince de rodilla mantiene fuera de combate desde finales de octubre.
Aunque también ha habido ausencias relevantes de futbolistas que no han caído lesionados. Y ahí emergen con fuerza los nombres de Kagawa y James. El japonés es, de momento, la gran decepción de la temporada. Llamado a ser el líder del equipo, la desbordante ilusión que provocó su llegada se ha convertido ahora en frustración por el bajo rendimiento de un futbolista que apenas ha dejado impronta de su enorme calidad a cuentagotas. James, por su parte, parece no haber asimilado todavía que sigue en una plantilla en la que quizá pensó que no estaría y su estado físico todavía no ha alcanzado el mínimo exigible.
A todos esos percances se añade, además, que Zapater permanece inédito debido a unos problemas de rodilla que le obligaron a pasar por el quirófano tras no funcionar el tratamiento conservador y que todavía le mantendrán inactivo hasta finales de febrero o principios de marzo.
Nadie se libró de quedar afectado por semejante acumulación de adversidades. Tampoco Víctor, que enlazó decisiones extrañas y errores en la planificación y gestión de los partidos.
Y JUICIOS // Pero, por si todo esto fuera poco, todavía hay más. En plena temporada, los tribunales también han irrumpido para incrementar los contratiempos. Y lo han hecho en tres ocasiones. El juicio por el presunto amaño del Levante-Zaragoza del 2011, saldado finalmente con la absolución del club y de todos los jugadores, amenazó con ser una distracción para la plantilla. Al igual que el juicio que deberá asumir Álvaro Ratón por una denuncia por presunta agresión sexual. El último conflicto jurídico afecta a Atienza, que tuvo que pasar una noche en los calabozos antes de ser puesto en libertad con cargos por su presunta participación en una presunta prima que el Huesca habría pagado al Reus, donde militaba el central zaragocista, para que ganara al Valladolid, rival de los oscenses por el ascenso, en la campaña 2016-17.
«El equipo ha hecho un gran esfuerzo para llegar hasta aquí en esta posición de privilegio y somos un equipo muy maltratado por las circunstancias adversas», recalcó Víctor en la rueda de prensa tras el partido en El Alcoraz. «·Ha sido una constante luchar contra la adversidad en esta primera vuelta y hemos respondido ante momentos de máxima dificultad y de máximo peligro por la indisponibilidad de jugadores muy importantes y contratiempos serios, que nos podrían haber hundido y alejado del objetivo». «Estamos respondiendo, lo que me da mucha energía y confianza», destacó en su balance de la primera vuelta.
Con mitad del camino recorrido y la sensación de haber pasado lo peor, un nuevo horizonte se abre ahora para un Zaragoza capaz de completar la mejor primera vuelta desde que bajó y que está más vivo que nunca.
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Ha superado dos
bajas por problemas cardiacos, tres lesiones de un jugador clave o tres conflictos judiciales
La ausencia a la vez de tres futbolistas determinantes se juntó con la baja forma de otros pilares básicos