El Periódico Aragón

Ara Malikian arrasa en el Príncipe Felipe

El violinista interpreta temas propios y adaptacion­es ante varios miles de espectador­es

- RAQUEL GARCÍA eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA

Aunque la pista del Príncipe Felipe se llenó a rebosar, pocos lo podían haber averiguado tan solo unas horas antes de haber visto los alrededore­s del pabellón. El concierto empezó con retraso, en parte por las filas kilométric­as que se habían formado tras abrir las puertas, solo media hora antes de que la música comenzase a sonar. Pero su público fue paciente y esperó hasta que se apagaron las luces. Entonces se proyectó un fragmento de su documental, Una vida entre las cuerdas, de la zaragozana Natalia Moreno, directora y pareja del artista, y se hizo la música.

Cuatro intérprete­s salieron al escenario iluminado por dos pantallas, y poco a poco se unieron en una melodía que comenzó siendo melancólic­a, aunque acabó sonando a ritmos de rock. Primero del piano, después el violonchel­o y un violín, hasta que llegó el turno de Ara Malikian, que fue recibido en Zaragoza con una calurosa ovación por parte de los seguidores aragoneses. Y así en las primeras canciones, en las que el público permanecía en silencio en sus asientos y estallaba en aplausos cuando la música cesaba. Malikian empezó a hablar entonces sobre el tema del espectácul­o: «Este concierto habla acerca de cómo la experienci­a tocando en garajes del mundo puede ser divertida, durante un rato», bromeó. «El primer garaje de la noche del que os quiero hablar es el de Líbano, donde yo nací. Era un garaje subterráne­o donde nos refugiábam­os durante la guerra, aunque yo con seis años no era muy consciente y mi padre me dijo de bajar a hacer música como Los Beatles. Yo en ese momento no le entendí, pero entonces me di cuenta de la fuerza que tenía la música», dijo. Y tras esto tocó una melodía cargada de «emoción y sentimient­os» que le recordaba a sus años en Líbano.

Tras esta llegaron otras muchas vivencias, como los cuatro años en los que estuvo amenizando bodas en Alemania, o los otros tres en los que actuó en un grupo noruego vestido de castor. Vivencias que iban acompañada­s por temas como Pisando flores o In memoriam castorum, junto con adaptacion­es como la de Sweet Child O’ Mine.

En el interior de la pista, el público era casi tan diverso como el violinista, compuesto por familias, jóvenes, adultos, todos ellos unidos por el amor al violín, a la historia del violinista o a su mezcla de estilos. Era el caso de Rosa Vázquez, a la que desde joven le gusta la música clásica, pero que señalaba que de la música de Ara Malikian le encanta «su facilidad para adoptar estilos de otros géneros, fundirlos y construir algo completame­nte nuevo».

También desde joven le gustó a Marta Blasco la música de violín. Tal y como ella misma reconocía, le habría gustado aprender a tocar este instrument­o, aunque es consciente de su complicaci­ón y por eso dijo admirar lo que hace el violinista. Y de personas que conocían el trabajo de Malikian, a otras que fueron por darle una oportunida­d. Como David Lozano, que tras las insistenci­as de su madre por ir al concierto, esta Navidad había recibido de regalo una entrada.

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ÁNGEL DE CASTRO Ara Malikian, ayer, durante el concierto en el Pabellón Príncipe Felipe.
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Ara Malikian, ayer en compañía de su banda, interpreta­ndo una de las piezas del concierto en el Pabellón Príncipe Felipe.
 ?? ÁNGEL DE CASTRO ?? El público esperó paciente a que el músico apareciera en el escenario.
ÁNGEL DE CASTRO El público esperó paciente a que el músico apareciera en el escenario.

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